Franco Cervellati, reportero sexagenario y director del diario Il Giornale Rossoblu, una publicación de cuatro páginas que se dedica en exclusiva a cubrir al Bologna FC, pega tres palmadas en el hombro del periodista chileno y dice, o más bien grita, porque es lo que los italianos suelen hacer: "¡Gary Medel, grandissimo giocatore!". Aunque luego matiza y agrega que, en realidad, esta temporada Gary Medel todavia no despega. Que aunque empezó bien, luego una lesión estancó su rendimiento. Que ha cumplido, claro, pero aún no es el Medel de años atrás, el que jugó en el Inter o el campeón de América. Pero pese a eso, no tiene dudas, y el periodista confirma su tesis: "¡Grandissimo giocatore!".
Estamos en la última fila de la tribuna de prensa del Stadio Renato Dall'Ara, de Bologna, y en la cancha se preparan para jugar el equipo local y el Atalanta, la revelación de la Serie A y la Champions League, torneo en el que acaba de clasificarse a los octavos de final. Gary Medel juega su partido número 11 en lo que va de temporada. Salvo en uno, en todos fue titular. De hecho apenas se ha perdido cuatro encuentros: dos por suspensión y dos por una lesión en el bíceps femoral que sufrió jugando por la Selección en octubre. Es decir, aclara Cervellati, estando disponible, Gary es fijo en el esquema del entrenador serbio Sinisa Mihajlovic.
Horas antes, en el centro de la ciudad, no había un solo rastro de que esta tarde jugaba el Bologna. Las calles del casco histórico, rodeadas de construcciones medievales, estaban todas abarrotadas de turistas, mercados navideños y carteles que anunciaban descuentos del 20, 30 o 50 por ciento. En una reja de la Facultad de Química de la Universidad de Bolonia, la más antigua del mundo occidental, un afiche invitaba a una jornada de diálogo y reflexión bajo el título: "Cile, la rivoluzione è iniziata!" (Chile, la revolución se ha iniciado). Del partido, poco y nada. Eso, hasta las cercanías del Renato Dall'Ara, a unas diez cuadras del centro: aquí el panorama cambia y se dejan ver varios buses que llegan desde Bérgamo con hinchas del Atalanta y otros tantos con tifosis locales.
Esta temporada, dice Francesco Buonagiunto, un fotógrafo napolitano asentado en el norte, el Bologna se ha caracterizado por ser un equipo aguerrido, de mucho corazón. En julio a Mihajlovic le diagnosticaron leucemia, y eso ha golpeado fuerte en los jugadores. Hay un especie de compromiso entre ellos para con el serbio, que solo ha podido dirigir cinco partidos en la Serie A y ha tenido que ser ingresado varias veces en el hospital para continuar con el tratamiento. En septiembre, mientras Mihajlovic estaba hospitalizado, el Bologna visitó al Brescia y se fue al descanso perdiendo 3-1. En el entretiempo, el serbio se comunicó con los jugadores desde el hospital y les dio una serie de indicaciones, pero sobre todo sirvió como golpe anímico. El Bologna terminó remontando el partido 3-4 y esa misma noche, ya de regreso en la ciudad, el plantel celebró el triunfo debajo de la ventana de la habitación de Mihajlovic en el hospital. Ahí estaba Gary.
Después de eso, sin embargo, el equipo se vino abajo y, salvo un triunfo ante la Sampdoria de local y una sorprendente victoria en su visita al Napoli, solo ha conseguido empates y derrotas. Antes de enfrentarse al Atalanta, uno de los equipos que mejor juega de la Serie A, el Bologna marchaba 12º con 16 puntos. A favor, sin embargo, juegan dos cosas: Mihajlovic estará en la cancha y el Atalanta no contará con sus tres atacantes titulares: Papu Gómez, Duván Zapata y Josip Ilicic.
Nueve minutos de partido, el marcador está cero a cero, pero el Atalanta ya ha tenido dos jugadas clarísimas de gol, y Matteo Fogacci, reportero veterano del Corriere Dello Sport, se está empezando a poner nervioso. Está sentado a la izquierda, a dos puestos de Franco, el director del Giornale Rossoblu y a cuatro de Giusepe, corresponsal de una radio local, también con varias décadas encima. "¿Gary Medel?", pregunta Fogacci al periodista chileno. "Gary Medel", responde. "Bueno, los primeros tres o cuatro partidos, jugó muy bien. Fue uno de los protagonistas de la cancha. Pero luego fue expulsado y se lesionó estando en la selección de su país. A partir de ahí, su nivel bajó y no ha logrado destacar. Pero aquí todos sabemos lo que significa Medel, lo que jugó en el Inter y en el Sevilla. Así que confiamos en él, estamos esperando al mejor Medel", dice y termina de hablar justo 30 segundos antes de que Orsolini pateara al palo y Rodrigo Palacio, una especie de héroe local, se encontrara con la pelota debajo del arco y pusiera el 1-0 para los locales.
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Medel se fotografía con Henry en el camarín a la conclusión del partido.[/caption]
Con la ventaja, Fogacci respira un poco más tranquilo, pero sigue medianamente agitado. Medel, un gran jugador, repite, pero tiene que mejorar. Y se acuerda de Erick Pulgar, que a mediados de año partió a la Fiorentina a cambio de 10 millones de dólares, después de cuatro temporadas en el Bologna. Gary, justamente, llegó para reemplazarlo. "En la comparación, pienso que el Bologna perdió. La temporada pasada, Pulgar marcó muchos goles de penal, tiro libre, cabezazo. Medel juega más en la mitad de la cancha, no sube tanto. Son distintos. Aunque si llegamos a ver al mejor Medel, seguro será un aporte grandisimo", dice Matteo. Pero Cervellati, el director, que escucha, lo interrumpe y vuelve a gritar: "¡Che cazzo!" (qué mierda). Ocurre que para Cervellati Pulgar era, aunque muy talentoso, un jugador poco comprometido. "No sé la palabra en espangolo, pero en inglés sería lazy. Medel, en cambio, es todo lo contrario. !Un grandissimo giocatore!". Perezoso, en espangolo, es perezoso.
El Bologna domina el partido, pero no profundiza. Las jugadas se diluyen en tres cuartos de cancha y apuesta demasiado por el pelotazo largo a Palacio, un jugador de 37 años pero que, dice Cervellati, corre como un bambino. ¡Una cosa increíble! Medel no destaca, pero cada tanto va al piso y recupera una pelota. La gente lo aplaude. Y a esas alturas del partido, casi final del primer tiempo, ya toda la última fila de la tribuna de prensa sabe que un periodista está escribiendo un artículo sobre Medel para un periódico chileno. En esa fila todos tienen más de cincuenta años y llevan décadas cubriendo al Bologna, un equipo que no se caracteriza por atraer a reporteros extranjeros. Por eso, quizás, cada vez que el capitán de la Selección da un buen pase, miran, levantan el pulgar y dicen: "¡Bene, Medel! Incluido un hombre de sombrero, sentado al otro extremo y con un puro encendido en la mano, aunque hace siete años está prohibido fumar en los estadios italianos.
Es segundo tiempo y el partido sigue 1-0. Fogacci está más nervioso que hace un minuto y mucho más que hace diez. Cada cuatro jugadas grita al aire un garabato y golpea la mesa. Por delante pasa una encargada de prensa repartiendo un papel que dice que en el estadio hay 21.227 personas y que la recaudación fue de 260.000 euros. Y en el área, Andrea Poli, volante mixto del Bologna, salta solo y de cabeza pone el 2-0 para los locales. Matteo Fogacci se para y grita, y toda la tribuna de prensa y el resto del estadio también. Abraza al periodista chileno y dice "¡benne, Medel!", aunque Gary no participó de la jugada. Queda media hora y el Bologna está cerca de cosechar quizás su victoria más importante de lo que va de temporada. Aunque falta mucho, demasiado.
Tres minutos después, el cuarto árbitro levanta su cartel y muestra el número cinco. "La partecipazione di Medel è finita", dice el director al oído y agrega, como para que el periodista chileno no se sienta mal: "Ha giocato bene". A Medel lo reemplaza el sueco Mattias Svanberg y el Bologna, sin quererlo, comienza a retroceder. Los siguientes 30 minutos se jugarán, en contra de la salud de Matteo, en el área local. Y aunque el ucraniano Ruslan Malinovskyi puso el 2-1 parcial, el equipo de Medel terminará ganando el partido. Lo celebrarán todos los jugadores junto a los tifosis, en el lado norte del estadio. Varios lanzarán sus camisetas y parecerá mucho más que un simple triunfo a mitad de campeonato. Quizás hoy, contra el Atalanta, la revelación de Europa, el equipo de Mihajlovic comience su despegue. Y el mejor Medel, ese que todos esperan, haya empezado a aparecer.