¿Gesta humana o tecnológica?: el debate tras las últimas plusmarcas mundiales del fondo
Tras la histórica jornada de ayer, expertos debaten en qué tanto influyo o no el uso de nuevas tecnologías aplicadas en la carrera. Zapatillas con mayor rebote y luces LED que guiaron el ritmo fueron parte de las innovaciones.
Ayer, todo estaba preparado para la fiesta. Estaba el público, los protagonistas, los zapatos e incluso las luces para iluminar la noche en que Valencia pasó a la historia por ser el epicentro donde dos récords mundiales, intactos desde hace más de un decenio, se batieron en menos de 60 minutos.
Pero ahora, tras la euforia por la gesta conseguida, también surge un debate que vuelve cada vez que aparecen estos hitos: ¿Qué tanto ayudó la tecnología?
Es cierto que a pocos sorprendió lo que consiguió Joshua Cheptegei en España, rebajando a 26′11″02 la plusmarca planetaria en los 10.000 metros. Ya en agosto batió el récord de los 5.000 (12′35″36) y antes, el de los 5k en calle (12′51″), por lo que su calidad y poderío es marca registrada. Pero esta vez, el escenario en el que lo desarrolló y las zapatillas que calzó son ahora los puntos de discusión.
Lo hizo calzando la última innovación de Nike en el atletismo, las Dragonfly, unos zapatos con plataforma de 25 milímetros, capaces de estirar la longitud de las zancadas y con una suela ultraligera con placas de carbono que ayudan al rebote.
Y, además, guiado no solo por liebres humanas, sino otras electrónicas: luces LED que marcaron el ritmo del récord del mundo de principio a fin. Lo mismo ocurrió con la etíope Letensebet Gidey, que una hora antes había roto la plusmarca de los 5.000 metros femeninos, dejándola en 14′06″65.
Las opiniones son diversas. Víctor Aravena, múltiple campeón sudamericano en los 5.000, asegura que el récord es absolutamente obra del ugandés. “A Cheptegei nadie lo ayudó. Llevó una luz que le marcó el ritmo, pero eso no te da nada más que concentración, nada más que eso”, asegura.
El medallista de bronce por Chile en la prueba de los Juegos Panamericanos de Toronto, sostiene que pensar en que una ayuda de las zapatillas es menospreciar la proeza de su colega. “Tengo las zapatillas y aunque no las he probado aún, sé que esto no influye en lo que él hizo. Además, hay que tener en cuenta que lo hizo prácticamente solo, porque las liebres lo dejaron en la vuelta 12, debió correr todo el resto solo, y eso sí que es estar en desventaja”, argumenta.
Mario Rodríguez, el encargado técnico del fondo y mediofondo nacional, concuerda con Aravena. “Si uno hace la comparación entre Bekele y Cheptegei, el último pudo correr a un ritmo muy parejo, no así Bekele. Pienso que estos récords se basan en la preparación de los atletas, que tienen mucho apoyo durante ella. Están muy controlados, diariamente midiendo sus niveles de lactato, las zonas de entrenamiento… Todo es contribuye”, enfatiza.
Pablo Squella, que aún es dueño del récord chileno en los 800 metros (1′45″75), es algo más escéptico. “Quienes deben pronunciarse son World Athletics. Si ocupas unas zapatillas que te ayuden a rebotar, es una gran ayuda. Pero también es cierto que la tecnología va avanzando: antes se corría sobre pista de ceniza, descalzo; hoy sobre rekortán y con zapatos cada vez mejores”, recalca.
Lo cierto es que antes de batir los récord, los organizadores se preocuparon que estos cumplieran con todas las reglas para validarse, por lo que técnicamente no hubo trampa alguna. Esto, según todos, traerá una nueva era para el atletismo, que reescribirá los límites humanos cada vez más. “La esencia del deporte se mantiene y, además, es bueno que se batan los récords, porque se generan más expectativas en el deporte”, cierra Rodríguez.
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