Gianna Bryant: La heredera que no fue
La segunda del clan Bryant estaba destinada a seguir los pasos de su padre, algo que la Mamba aseguró en 2018. Gigi tenía 13 años al momento del fatal accidente.
Gianna (13 años) quería continuar la leyenda de su padre. La segunda del clan Bryant ya tenía claro que el básquetbol era su destino. Nacida el 1 de mayo de 2006, Gigi, como cariñosamente le decía su familia, ya comenzaba a dar sus primeros pasos en el baloncesto. La jugadora de las Mamba Ballers, equipo de la Mamba Academy, club que era propiedad de Kobe, era la más cercana a la figura de los Lakers. Gran lanzadora y experta en el dribbling, tenía un futuro promisorio. Uno que fue cortado de raíz por un terrible accidente que socavó ambas vidas, y que tiene de luto al deporte mundial.
Gigi era la más apasionada por el básquetbol. Algo que se puede visualizar por la gran cantidad de fotografías en redes sociales, donde es posible observar que era una asidua asistente a los partidos de baloncesto. Ahí, en las gradas, siempre la acompañaba Kobe. Inseparable compañera de Bryant, Gianna se apodaba "Mambacita", en honor al astro de los Lakers.
Cuando a Kobe le consultaron si llegaría a tener un heredero masculino, solo se reía. Su mente ya sabía quién mantendría su apellido en lo más alto. "Ella es algo especial", dijo Bryant en un programa de Jimmy Kimmel, en 2018.
"Cuando salimos y los fanáticos se me acercan, mientras ella está a mi lado (...), y me dicen: 'Tienes que tener un varón, tienes que tener a alguien que siga con tu tradición, tu legado'; ella me dice: 'Yo me encargo'", explicó Mamba en aquella transmisión televisiva. Seguro de que algún día las pequeñas manos de Gianna se harían grandes para tocar la gloria de la WNBA, el campeonato femenino de básquetbol de Estados Unidos. Ella tenía la bendición del 24. Y cargaba, feliz, con la misión de replicar los laureles de su padre.
En una entrevista al diario Los Ángeles Times en octubre de 2019, el astro de los Lakers reafirmó lo que pensaba de su hija. En esa oportunidad dijo que la curiosidad de su pequeña la llevaría por el camino ascendente al estrellato: "Lo que amo de Gigi es su curiosidad por el juego, es muy curiosa. En situaciones complejas durante un partido, ella tiene la capacidad de parar un momento y venir a hacerme una pregunta muy precisa, algo que no es común".
El amor por el básquetbol fluía por las venas de Mambacita. Una carrera que ya la visualizaba Kobe, quien aseguraba que Gigi quería ir a la Universidad de Connecticut antes de saltar a la WNBA. Institución que es referencia del baloncesto, pues la Uconn, como se le conoce al equipo, es de los más competitivos en la DI Women's, la liga universitaria americana de básquetbol femenino.
Rob Pelinka, quien es padrino de Gianna y, además, ex agente de Kobe y directivo de los Lakers, le presentó a estrellas y entrenadores de básquetbol femenino. Algo que le sirvió para ser observada por el director técnico del equipo LA Sparks, franquicia de baloncesto femenino con base en Los Ángeles. La pequeña, por entonces, deslumbraba.
Para Bryant, el despliegue de su pequeña hija en las canchas se debía a la genética. "Es un privilegio ver sus movimientos y las expresiones que hace, es increíble cómo funciona la genética", decía por aquel entonces el 24 de los Lakers sobre las aptitudes de Gianna.
Esos movimientos ya no se verán más. Un futuro que era prometedor fue truncado por el azar del destino y por un accidente que acabó con la vida de Gigi y su padre, quebrando los sueños de ver a la heredera de la Mamba. Un funesto incidente que frustró el que pudo ser el nacimiento de una nueva estrella del básquetbol mundial.
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