El corazón eléctrico de los autos silenciosos de la Fórmula E es totalmente limpio, rápido y se alimenta de energía segura y biodegradable, que no expele aromas ni hollín y es capaz de diluirse en el agua. Esa tecnología que corre por las venas de los bólidos de FE se llama Aquafuel.

Aquafuel es una glicerina hecha en base a algas que crecen en aguas saladas o que llegan a zonas costeras. Hasta hace poco tiempo las algas sólo se utilizaban como materia prima para la producción de maquillajes, caucho y otros derivados. Pero investigaciones realizadas en la compañía ubicada en Inglaterra, que lleva el mismo nombre del producto, arrojaron que la glicerina es capaz de reemplazar al diésel sin producir CO2 ni óxido nítrico, elementos que aumentan la producción del material particulado en el ambiente (PM2,5), el principal responsable del smog.

El generador (ver infografía) está basado en un motor Cummins KTA50 V16 de 50 litros adaptado para utilizar Aquafuel en vez de diésel, produciendo alrededor de 900 KW de energía. Tiene cero emisiones de carbono y está categorizado como combustible renovable sin toxicidad. El generador es capaz de alimentar al 100% los 40 automóviles en 90 minutos, proceso que se realiza entre las dos sesiones de práctica que deben cumplir los pilotos la mañana del sábado.

Andy Welch, Aquafuel Fórmula E Manager, sortea los 32° de calor santiaguinos dentro de la sala de control, que no es más que un conteiner adaptado para la transmisión de energía. Desde ahí maneja la potencia exacta que necesita cada escudería y revela: "Al invertir en tecnologías pioneras, podemos demostrar que el crecimiento de los vehículos eléctricos limpios puede ir de la mano con la energía renovable".

La glicerina que se utiliza y traslada para cada circuito callejero de Fórmula E es capaz de alimentar 2.000 hogares, es trasladada en barco o camiones desde el lugar más próximo, en el caso de Chile, llegó desde Argentina.

La sustentabilidad que la Fórmula E pretende dejar como legado en cada ciudad que visita, se ve reflejada en donaciones monetarias o de generadores de Aquafuel, como fue el caso de París, Francia. "La idea es impulsar los avances no sólo en las tecnologías, sino también en las necesidades para respaldar su crecimiento", culmina Welch.