Argentina ya es campeón del mundo y, de hecho, viaja de vuelta para lucir la Copa del Mundo, la tercera que consigue, frente a toda su gente. Será, evidentemente, un festejo multitudinario, al punto de que se evalúan opciones para evitar que genere los menores contratiempos posibles para la ya ajetreada Buenos Aires e incluso se baraja la posibilidad de que el encuentro ante los fanáticos se produzca en un estadio y no en la Casa Rosada, el palacio presidencial, donde se celebró masivamente la obtención del trofeo en México 86. Como sea, el carnaval no se detiene. Y se prevé que durará varios días.
En Francia, en cambio, aún le buscan explicaciones a la derrota en la definición por lanzamientos penales. Eso sí, las indagatorias parten un poco antes. El diario deportivo L’Equipe, una de las publicaciones deportivas más prestigiosas del mundo, toma el reglamento para poner en duda la validez de uno de los tantos. Particularmente, el tercero del equipo de Scaloni. Es decir, la segunda conversión de Lionel Messi en el encuentro, después del penal que lanzó tras la dudosa infracción que recibió Ángel Di María.
¿Por qué?
La razón del reclamo está puesta en una situación que parece anecdótica pero que, en rigor, forma parte del reglamento: la invasión al campo de jugadores transandinos que estaban en la banca de suplentes mientras la jugada estaba en pleno desarrollo. Dos suplentes del equipo de Lionel Scaloni ingresan al campo de juego mientras Messi estaba en pleno proceso de anotar.
El reglamento es claro en este sentido. Estipula que, en caso de que una persona suplementaria esté en el terreno de juego, el gol debe ser invalidado y debe cobrarse tiro libre en contra del equipo infractor.
Evidentemente, el juez polaco Szymon Marciniak no advirtió la irregularidad, pues su foco estaba puesto en la jugada. Sus colaboradores tampoco le ayudaron. Ni los asistentes, probablemente, también, concentrados en el juego, ni el asistente ni los del VAR.
El sarcasmo de Deschamps
En Francia optaron por el sarcasmo a la hora de referirse a la actuación referil, aunque sin considerar la situación específica que expone L’Equipe. Poco después de terminado el partido, el técnico Didier Deschamps deslizó una crítica a la actuación del juez. “Argentina nunca ha tenido mala suerte con los arbitrajes”, sentenció, respecto de un eventual cometido favorable a los sudamericanos.
El entrenador procuró ser cauteloso en la evaluación del cometido del polaco Szymon Marciniak. “Hubiera preferido que no me hiciera esta pregunta, debo ser muy cauteloso. Su actuación ha sido la que ha sido y no estoy aquí para juzgarla”, insistió, a modo de no meterse en eventuales líos. Sí dejó en claro que trasladó sus aprensiones al cuerpo referil. “Hay decisiones cuestionables, como en cualquier partido. No les resto mérito por su título. He hablado con un miembro del cuerpo arbitral y no voy a entrar en detalles. Enhorabuena a la selección argentina”, remató, de modo de terminar con la polémica, al menos desde el plano público. En su país, claramente, no tomaron el mismo camino.