El chileno que se fue adoptado
El 2º del European Tour, Joel Sjöholm, nació en Santiago. Con tres meses, sus padres adoptivos se lo llevaron a Suecia. No quiso saber de sus raíces.
En 2007, Joel Sjöholm compartía Equipo Ideal de la NCAA con Benjamín Alvarado y Martín Ureta; en 2010, empataba el tercer puesto del Abierto de Gales con Mark Tullo, y la semana pasada en Sudáfrica, en el mismo campo con Matías Calderón y Hugo León, fue segundo en el Alfred Dunhill y quedó en esa misma ubicación del ranking del European Tour, el segundo más importante del mundo.
En aquellos cruces, más de una vez, contó a los chilenos que había nacido en Santiago, el 21 de febrero de 1985, y que tres meses después había sido adoptado por una familia sueca. "Bueno, conozco a la mayoría de los jugadores chilenos. Todos son alegres y buenos tipos", dice Sjöholm recién arribado a Mauricio, isla donde mañana comenzará otro campeonato.
Pero él aclara que su historia con Chile terminó el día en que se fue a Europa: "No sé nada sobre mis raíces allá y la verdad es que nunca me ha importado. Fui criado en Suecia en una casa con dos padres amorosos que nos criaron bien. A ellos siempre los he visto como mi futuro y no como mi pasado".
Los Sjohölm, que primero no podían tener hijos, adoptaron en 1981 en Bolivia a Viktor, en 1985 a Joel, a través de una agencia, legalmente, y en 1992 pudieron concebir a Félix. Joel empezó muy joven en el golf, el deporte favorito de su padre. "Comencé a practicar durante un verano cuando tenía dos años. Toda mi familia jugaba, así que no tuve mucha opción de elegir", dice riendo, aunque cuenta también que uno de sus hermanos es gimnasta y el otro, jugador de balonmano.
Explica muy bien su desconexión con el país el hecho de que no haya escuchado la más mínima noticia del estallido social en Chile. Diferente es el asunto en deportes: "Siempre le echo una mirada a las selecciones y equipos chilenos en todos los deportes y eso me da algo que seguir".
Poco de chileno y mucho de sueco tiene Sjöholm, pero hay algo que lo une al mundo latino, su apodo: El Toro. Lo acepta e incluso usa en sus cuentas de redes sociales. "El nombre viene del entrenador que tenía, Eric Öster, quien mientras estaba en un viaje a España se dio cuenta de mi mal genio en los campos de golf. Eso fue en 1999 más o menos. Así me dio ese nickname, porque igual tengo sangre latina en mis sistemas", cuenta el ganador del Italian Challenge de 2017.
Un sueco más
A la vista, Sjöholm no se ve como un sueco más y en los 80, cuando él creció en ese país, eso pudo traerle problemas. Sin embargo, asegura: "Nunca me he sentido fuera de lugar en Suecia. El país se ha vuelto cada año más internacional. Y sobre su pregunta, no, nunca nadie me confundió como caddie de algún golfista sueco".
El sudafricano Rory Sabbatini juega ahora por Eslovaquia, el país de su esposa, con el sueño de clasificar a los Juegos Olímpicos. ¿Podría pensar algo similar Joel? Por Suecia no tiene opciones reales y hoy sería el número dos de Chile, cerca de entrar de manera directa. Sjöholm contesta: "No creo que me esté permitido, pero no diría que no".
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