El Guerrillero dice adiós

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Manuel Rodríguez Araneda falleció en la madrugada de ayer. Sufría mal de Parkinson. Los mundialistas del 62 e Iván Zamorano, su principal pupilo, sufren por su partida.



Hace una semana, Manuel Rodríguez Araneda recibió en su hogar a tres de sus compañeros en la histórica campaña que consagró a Chile como tercero en el Mundial de 1962. Con Sergio Navarro, Humberto Cruz y Leonel Sánchez disfrutaron de unas clásicas empanadas septembrinas y, como siempre, recordaron anécdotas de las carreras que terminaron transformándolos en amigos. La visita sirvió para que Rodríguez olvidara, por un rato, las molestas consecuencias de una caída que había sufrido recientemente.

El Chita reconoce que el deceso del Guerrillero, en la madrugada de ayer, lo golpea. Y. más que todo, lo sorprende, pese a que hace años se había conocido que Rodríguez lidiaba con el mal de Parkinson. "Nos comimos unas empanadas con su familia. Nos preguntó dónde íbamos a ir a bailar cueca. Fue nuestra última conversación. Estaba bastante bien", relata respecto de una reunión que, inesperadamente, se transformó en una despedida. "Nos dijeron que estaba en plena recuperación. Nunca pensamos que hoy estaría muerto", refuerza Navarro, capitán de la Roja en 1962.

Rodríguez deja entre sus compañeros un gran recuerdo. "Era un lateral izquierdo de buena técnica", lo describe Cruz. Unión Española fue el único club al que defendió en su carrera, entre 1955 y 1972. Disputó 262 partidos y marcó cinco goles.

Lo destacan por sus cualidades personales. "Era simpático, un personaje. Calladito y tranquilo, en la línea de cómo nos formó Fernando Riera. Se va un gran amigo, un compañero", lamenta el exdefensor. "Un hombre correcto y bueno, siempre respetuoso", añade Navarro.

En la Selección, Rodríguez jugó ocho partidos. El estreno en el Mundial de 1962 le resultó particularmente complicado: se produjo en la semifinal frente a Brasil, en la que la Roja cayó por 2-4. Reemplazó al lesionado Navarro y tuvo que controlar a Garrincha, uno de los mejores jugadores del momento. O, al menos, intentarlo. Mané aportó los dos primeros goles de la victoria del Scratch. "Me lesioné en el partido frente a los rusos, en Arica. Me dio un tirón", rememora Navarro.

Años después, ya como entrenador, Rodríguez se convirtió en símbolo de Cobresal. Fue quien ordenó el debut profesional de Iván Zamorano, en 1985. Ayer, cuando se enteró del deceso de su mentor, Bam Bam manifestó su pesar. "Hoy partió mi maestro Manuel Rodríguez Araneda. Gracias del alma por confiar en mí y marcar el camino del éxito. El legado futbolístico y personal lo tendré por siempre en mi corazón. Buen viaje, Guerrillero", escribió en Twitter.

La amistad con Zamorano se prolongó mucho más allá del vínculo profesional que mantuvieron en El Salvador. Ambos solían intercambiar llamadas telefónicas y llegaron a protagonizar un spot publicitario para una marca de vinos. "Iván grabó su parte en España y yo la mía acá en Santiago. Me complicaba promocionar el consumo de alcohol, pero me tranquilicé cuando me aseguraron que nunca aparecería con un vaso en la mano", recordó en 2013, a La Tercera.

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