Guillermo Coppola aborda el retiro de la imagen de Maradona de la camiseta del Napoli: “Es lo que corresponde"

Guillermo Coppola, empresario argentino y ex representante de Diego Maradona. Foto: Andrés Pérez
Guillermo Coppola, histórico representante de Diego Maradona. (Foto: Andrés Pérez)

El histórico representante del astro argentino se pronuncia respecto del dictamen que obliga a sacar la imagen del Diez de la casaquilla del equipo italiano. Insiste en que los beneficios económicos derivados de la explotación de su imagen deben ir a sus hijos.



El Napoli no podrá volver a utilizar la camiseta que contiene la imagen de Diego Maradona. La justicia italiana lo impide. El juez Paolo Andrea Vassallo atendió los argumentos presentados por Jorge Sebastian Baglietto, administrador judicial que cautela los intereses de los cinco hijos del ex capitán de la selección argentina en la disputa con Stefano Ceci, representante legal de Diez Fze, una empresa con sede en Dubai, que detenta los derechos de imagen del exjugador y que promueve una línea de ropa con su nombre y otros símbolos asociados a su figura. Hay, de hecho, un catálogo de prendas se pueden adquirir a través de internet.

La medida ha producido efectos encontrados. En el club italiano, la escuadra a la que el astro argentino elevó a lo más alto del fútbol peninsular, hay un dejo de nostalgia y, también, un perjuicio económico, pues se estima que la venta de la camiseta produjo ingresos por 900 mil dólares, aunque buena parte de esos recursos fueron a parar a manos de Ceci. Los herederos de Maradona reclaman, de hecho, un monto cercano a los 450 mil dólares al empresario, contra quien el tribunal determinó el embargo preventivo de 150 mil dólares por “comportamiento abusivo”.

Hay quienes, en cambio, celebran la decisión. Al margen de los cinco herederos directos del astro argentino, Lo hace Guillermo Coppola, el histórico agente que guio a Maradona justamente en los años en los que brillaba en el país de la bota. “Entiendo que es lo que corresponde. Diego no está. Los herederos son sus hijos en su totalidad. Sus hijos en su totalidad. Eso es lo que entiendo y mi humilde opinión”, sostiene el exrepresentante, en una escueta comunicación con El Deportivo.

Una de las versiones de la camiseta del Napoli con la imagen de Maradona.
Una de las versiones de la camiseta del Napoli con la imagen de Maradona.

Crítico

Coppola ya había manifestado su postura en una entrevista con El Deportivo, a fines de abril. “La marca es de la familia. Él ya no está. Hasta un porcentaje puedes ceder. Yo lo entiendo así. Ahora, el señor Ceci llegó a Cuba. Un italiano. Nos acompañó en algún momento. Hoy es dueño de la marca. Decidió él. ¿Le apuntaron con un arma para que le diera la marca? Entiendo que no. No lo sé. Después está en uno. ¿Me corresponde o no me corresponde? ¿Tengo derecho o no? Con el doctor Morla hace tiempo que no hablamos. De alguna manera, el diálogo se cortó. Nunca señalé. Yo fui amigo, hermano. No puedo ponerme a hablar de otros que no lo fueron”, planteó en esa oportunidad.

En esa ocasión, también se refirió al dramático final de quien, junto con Pelé, fue considerado por la FIFA como el mejor futbolista del siglo XX. “Yo soy de esa generación que no señala de lejos. No sé decir qué se está cocinando si no estoy dentro de la cocina, cómo es el guiso que se está preparando, qué le pusieron, si estoy en mi cuarto esperando que lo terminen. Entonces, diferencias: Diego en Cuba. Lito Pintos, periodista argentino, le hace una nota que me sorprendió y él dice “Guillermo deja de ser mi mánager y pasa a ser mi socio, al cincuenta por ciento”. Yo viví cuatro años en la soledad de Cuba. Después de Cuba y de todas las cosas que se hablaron de Cuba, Diego hizo La Noche del 10. El mejor Diego después del 86. Impecable. Eso fue después de Cuba. Listo. Porque hay muchos que también dicen “Cuba, Cuba, las mujeres” o viene la señora que declaró, que estuvo bien, si sintió que había sido, de alguna manera, maltratada. La justicia decidió otra cosa. Pero me refiero a ese Diego que genera esos amores y, por ahí, algunos odios. No conmigo, porque yo lo conocía y sabía. Me dices “lo mataron” y para mí la muerte de Diego es distinta. Significa otra cosa que para la mayoría. A las 96 horas de habernos separado, había devuelto poderes, contratos, había rescindido esa sociedad al 50 por ciento de la que participó. Hoy pelean por los derechos, por las firmas. Una camiseta se subasta. ¿Sabes cuántos elementos tengo yo que no me animaría a tocar? Serán mis hijos o los voy regalando. Porque no se lucra con la muerte de Diego. Es mi estilo. Otra edad, otra forma”, expresó.

El análisis fue aún más profundo. “Hay decisiones de la justicia fuertes, que marcan. Imputaciones graves. No solo para el doctor (Morla), sino para los que estaban alrededor. De todas maneras, te cuento, yo veo a Diego en el primer partido de la novena edición de la Copa Argentina, en la cancha de Quilmes. Me ve, emocionado. Salimos a la cancha abrazados. Terminó el partido, que ganó Gimnasia 2-0, fuimos al vestuario abrazados. Se reía. Era el Diego que yo conocía. No el mismo, pero divertido. Llamó a los colaboradores, a (Sebastián) Méndez. “Que Guille te cuente esta historia”, por la de la Ferrari o la de Japón. Me firmó el sillón a la vista de la gente y se lo di a un amigo. Semana siguiente. Jugaban Boca y Gimnasia en La Bombonera. Me dijo, “tráeme a tu hija”, por la más chiquita. Voy al vestuario y no era el mismo Diego. ¿Qué pensé? Cancha de Boca, vestuario visitante. Salió a la cancha con Dalma y el hijo de Giannina, Benjamín, su nieto. Yo tengo una platea que nos permitía tocarnos las manos. “Llámame, por favor”, le dije. No era el mismo Diego. Entonces, ¿lo mataron? Es duro. ¿Se preocuparon? Es muy fuerte decir que lo mataron. El 30 de octubre lo vi como cansado. Sale a la cancha de Gimnasia un Diego que no podía caminar, que no podía sostenerse en pie. Eso critico. A aquellos que lo llevaron, que no se supo nunca quienes fueron. Si fue la publicidad, si fue el doctor Morla, quién fue. Al que mostró esa imagen al mundo. Yo ni muerto lo hubiese sacado así. Tal es así que llamé al presidente de Gimnasia indignado y me dijo: “Guillermo, no tuve nada que ver. Entiendo tu enojo”. Era imposible de mirar. Yo estaba contento que estuviera en la cancha. Incluso cuando fue a México y la gente lo cargaba por el “eeeehhh” que se le iba”, sentenció durante ese diálogo.

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