La cantidad es lo de menos (US$ 6.450 anuales). Lo de más es que es uno de los escogidos. Al ser uno de los deportistas chilenos becados por el COI de cara a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, con proyección para llegar con opciones a los Panamericanos de Santiago 2023, ha sido señalado como uno los 11 deportistas del futuro, de los relevantes, de los que sostienen las esperanzas de éxito del deporte olímpico patrio. Al surfista Guillermo Satt (25), que atiende a La Tercera de paso por Santiago después de 10 meses sin pisar suelo nacional, no le asusta la responsabilidad.
¿Cómo se toma la beca?
Es un orgullo y una motivación ganar la beca Tokio 2020. Saber que estoy entre los once que la ganaron dentro de muchos que la podrían tener... La verdad, veía muy lejano que se la dieran al surf. Me dijeron que la gané y quedé para dentro. Es un honor llevar la bandera de Chile.
¿Es dar un cheque en blanco a un deporte nuevo?
Es una apuesta y me siento un poco presionado, porque la gente apostó por mí. El Comité Olímpico vio las posibilidades que tengo y yo también las veo. Siento un potencial súper grande para traer una medalla. Daré mi cien por ciento en la clasificación y ojalá traer una medalla y hacer rendir bien la beca.
¿Se ve con posibilidades de llegar a los Juegos?
Está bastante abierto. El año pasado quedé quinto en los Panamericanos. Estoy más motivado que nunca, debo entrenar harto y cumplir el objetivo de llegar a Tokio.
¿Su beca abre puertas al surf?
Es un deporte bastante practicado en Chile. Voy a la playa y está todo Santiago metido en el agua. Es un deporte emergente y cada año crece mucho más. Profesionalmente falta mucho. Como hobby va creciendo, pero está muy lento.
¿Cómo se apura la profesionalización?
Con el apoyo de las familias, que apoyen lo que uno quiere en la vida. Hay familias que no apoyaron a niños con potencial, que no tienen el conocimiento de lo que puede llegar a ser su hijo. Si lo apoyan, lo puede lograr. Yo viajo harto al extranjero, donde les potencian esa parte. En específico, en el surf los meten al agua desde chicos.
¿Falta cultura surfista en Chile?
Sí, para llegar a ser mejores. Debemos ser diez o quince los que vivimos del surf en Chile, y cinco o siete los que podemos viajar. Ramón Navarro, Diego Medina y Cristián Merelo, que son los mentores, son referentes para mí y dejaron un legado para seguir subiendo en este deporte.
¿Usted quiere dejar un legado también?
Mi foco es llegar a ser el mejor surfista de Chile y poder dejar algo a las nuevas generaciones. Intento transmitir que tienen que enfocarse ciento por ciento al deporte, no irse por malos caminos. Viajar y competir. Intento siempre transmitir esa energía.
¿Cómo fue su proceso para profesionalizarse?
Tuve bastante apoyo familiar y de mis amigos. Me dediqué desde los nueve años. A los 14 dejé el colegio, cuando dije que tenía que dedicarme, y es lo que he hecho toda mi vida. A los 14 llegué a una final de Open en el Circuito Latinoamericano, en la que quedé segundo. Nadie había llegado a una final con mi edad. Me llegaron auspicios y con mi papá dijimos que nos metamos.
¿Fue fundamental salir de Chile en su formación?
Viajo desde chico. Me fui un año a entrenar a Australia en el High Performance Surfing, que es donde entrenan los mejores. Siempre he tenido buenos entrenadores y viajando harto, que es lo que más experiencia te da.
¿Se puede ser profesional estando sólo en Chile?
Se puede, pero es un solo país. Puedes ser el mejor en Chile, pero cuando sales te das cuenta que hay más nivel en el extranjero. Yo lo viví. Tuve cinco títulos nacionales consecutivos y no tenía mucha competencia en Chile. Ganaba todo, así que empecé a salir. Afuera el nivel es más competitivo.
¿Le dicen algo los demás surfistas por sus logros?
Todos me motivan y quieren que llegue a los Juegos. Siento que se ven representados en mí, que tengo su apoyo. Los más grandes me motivan mucho, mandan buenas vibras y mensajes. La gente en Chile, el pueblo, está apoyando.
¿Qué es lo más complicado en las competencias?
La competencia en sí. A veces viajas y estas 20 minutos sin olas y pierdes por las condiciones. Es lo más difícil, competir en condiciones malas con olas chicas.
¿Cómo le va en las olas grandes?
Es un desafío, pero un surfista debe ser completo: hacer maniobras, olas grandes y pasar por los tubos. Yo me considero un surfista completo. Lo que uno piensa al hacer una ola es agarrar la más grande. Darse vuelta, remar y tirarse.
¿Cuál considera su mayor logro?
Ganar una fecha del Circuito Mundial que fue en Arica, a los 18 años. También fui quinto del mundo en el Isa World Surfing Games y segundo en los Panamericanos. Además, cinco veces campeón nacional. Valoro todos mis logros.
¿Tiene alguna playa favorita?
Una en la que siempre me va bien y donde me siento conectado es Punta Roca, en Perú. Ahí la energía está al ciento por ciento conmigo y me siento fuerte. Es una playa donde me siento metido en la competencia, que entro sin dudas y seguro de que voy a ganar. Es mágica para mí.
¿Llega con la confianza de que ganará sí o sí una competencia?
Sí, lo he pensado y también me pasa que otras veces lo digo y pierdo de una. Siempre llego a la competencia con las mejores vibras y sintiéndome el mejor. Cuando uno está pleno y se siente bien, sin miedo, le va bien. Pero los pies bien puestos en la tierra.
¿Sueña con Japón?
Nunca he surfeado allá. Este año voy a tres competencias, dos que son en la misma playa de Tokio 2020. Es una ola mala, sin muchas expectativas, pero hay que entrenar bien y tener todas las condiciones para prepararla.