Gustavo Huerta sale de la cuarentena. El técnico no pudo dirigir a Cobresal en el partido frente a Unión La Calera. Había arrojado positivo para COVID-19, transformándose en el primer entrenador chileno en recibir el diagnóstico. Por esa razón debió mantenerse confinado. Ante los cementeros, el ayudante Carlos Escudero estuvo en la banca del equipo de El Salvador

Huerta manifiesta su extrañeza. “Hoy me dieron de alta. El 21 de agosto me habían hecho la prueba. Estuve asintomático. Totalmente. Dentro de mi grupo de trabajo e incluyo a mi señora, todos dieron negativos. Me llamó la atención el resultado que tuve. Nunca tuve síntomas, de todos los que se hablan. Desde mañana estaré entrenando”, explica a La Tercera.

Durante todo el proceso, el técnico del equipo minero estuvo siendo monitoreado. A cada rato, lo llamaban desde el cuerpo médico del club para realizarle una batería de preguntas con las que pretendían determinar su evolución. “Nunca tuve síntomas de nada. Me preguntaban a cada rato si tenía fiebre, tos, problemas estomacales, si perdí el olfato o el gusto y nada. Yo me sentía normal”, insiste. Igualmente, seguirá fielmente las recomendaciones, incluso de las que reciba de parte de la Comisión Médica de la ANFP, a la que también puso en conocimiento de su caso. “Ahora tengo que hacerme exámenes para ver los anticuerpos que produje, porque también pudo ser un falso positivo. Va a depender de esos exámenes”, insiste.

Antes de ser diagnosticado, Huerta había compartido con sus jugadores, cuerpo técnico y familiares. “Nadie ha dado positivo. Por eso me llama la atención lo que ha pasado”, concluye.