Gustavo Poyet lleva casi dos meses fuera de Universidad Católica. El técnico uruguayo dejó la entidad estudiantil a fines de agosto. Escasamente logró darle el sello que pretendían los cruzados con su llegada. Su experiencia en el fútbol europeo había sido uno de los factores que habían seducido a la dirigencia que encabeza Juan Tagle. Sin embargo, el charrúa nunca logró cuajar. Sus pupilos no entendieron el mensaje y su gestión terminó enrarecida, también, por la distancia entre el plantel y parte de su cuerpo técnico.
Sin embargo, el ex volante del Chelsea defiende su paso por San Carlos de Apoquindo. Deja entrever que quedó con gusto a poco y que su proceso fue abortado cuando intentaba cumplir con los objetivos que le había impuesto el club. “Estábamos en camino a poder cumplir los objetivos, que eran ganar el tetracampeonato, pasar de fase en Copa y usar muchos juveniles”, establece en una entrevista la radio uruguaya Sport 890. Las estadísticas, en todo caso, relativizan su aporte. El rendimiento con la escuadra estudiantil alcanzó apenas al 47 por ciento y en el momento en que lo dejó los de la franja ocupaban el quinto puesto de la tabla de posiciones, muy por debajo de uno de los principales objetivos a los que aspira el club, incluso después de su salida: el tetracampeonato.
La respuesta es similar a la que enunció el día en que dejó el club, en el que también se esforzó por defender su legado. “Íbamos logrando los objetivos, la Supercopa, la clasificación en la Copa Libertadores, después de tantos años. Uno se entusiasma y piensa que esa racha de victorias van a llegar, pero no sucedió. Después de una reunión muy amistosa con el presi y con Tati, decidimos que lo mejor era separarnos, sin más, entendiendo lo que pasó”, declaró en esa oportunidad. Ese día también agradeció la oportunidad de haber dirigido en el fútbol chileno y la catalogó como “un aprendizaje”.
Ese proceso de internalización de conocimientos se produjo a golpes. Bajo su mando, la UC disputó el Campeonato Nacional, la Copa Chile y la Supercopa, a nivel criollo, y la Libertadores en el concierto sudamericano. Sumó 13 victorias, cinco empates y 13 caída. Un resumen casi perfecto de la irregularidad con que se desenvolvió el equipo de la precordillera.
“Se parece a la NBA”
Poyet elogió al fútbol chileno. “Es una locura”, declaró cuando fue consultado acerca del nivel del juego que se realiza en el país. La comparación respecto del torneo cuesta un poco más entenderla. “Se parece a la NBA”, añadió respecto de la intensidad de la liga de la que fue parte desde marzo, cuando llegó a Las Condes para reemplazar a Ariel Holan. “Te tienes que ir acostumbrando y para ir cambiando necesitas tiempo”, expresó.
“Creo que es un fútbol muy abierto, de demasiados contragolpes. Se estiran mucho los equipos. Me costó convencer al jugador de estar más juntos. También es parecido al fútbol mexicano”, evaluó, respecto de la forma en que se juega al fútbol en Chile. Ese estilo al que nunca se adaptó.