Cualquier partido de fútbol conlleva una dosis de tensión. En cualquier nivel y por más amistoso que sea el compromiso. En ese esquema, si lo hay, el árbitro suele ser el depositario de los reclamos de los jugadores y, por cierto del entorno. El Duelo de Leyendas que se disputó el sábado en el Estadio Nacional, con la participación de grandes figuras del mundo, encabezadas por Ronaldinho, y el combinado de leyendas chilenas que capitaneó Iván Zamorano, no escapó a esa lógica.
El segundo lapso del compromiso estuvo marcado por un tenso cruce entre Cindy Nahuelcoy, la jueza que puso fin a su relación contractual con la ANFP en el marco de una disputa judicial que está en pleno desarrollo, y el brasileño Maicon, quien, como en toda su carrera, que luce pasos por el Inter de Milán y la selección de Brasil, transitó por la banda derecha de la ilustre escuadra visitante.
“Traéme la roja”
Nahuelcoy terminó el duelo como jueza central del evento, en una función que no había ejercido como profesional. Quizás por esa razón, o por las características del encuentro, olvidó un detalle fundamental para un referí de cualquier nivel: llevar las tarjetas amarilla y roja con las que puede amonestar o expulsar a un jugador de la cancha.
Lo que sí portaba la árbitra era una cámara que permitía captar su actuación en primera persona y, por cierto, cada uno de los diálogos que sostenía durante su cometido. El registro, además, podía observarse a través de la transmisión televisiva. Ahí queda de manifiesto el momento de tensión entre Nahuelcoy y Maicon, aunque no el origen de la situación que provocó el enojo de la jueza. “Anda a buscarme una roja al camarín. Las tarjetas, tarjetas... ya pásamelas. ¿Y no tení' tarjeta roja?”, se le escucha decir a la furibunda Nahuelcoy antes de dar sonoros pitazos.
“Es un amistoso, árbitro, un partido amistoso”, se escucha decir a Ronaldinho, como un intento de bajarle la tensión al momento. Ahí Nahuelcoy justifica su determinación. “Que respete a las mujeres primero”, contesta la encargada de aplicar el reglamento en un duelo que, por cierto, no tenía afán competitivo alguno.
¿Qué le había dicho Maicon? Había utilizado una expresión que cuestionaba la capacidad de Nahuelcoy: “Tres días que está ahí”. Lo suficiente como para desatar el conflicto.