Japón 2019 está en marcha. La ovalada se reparte de mano en mano y los tackles están a la orden del día. El Mundial de rugby es una realidad y el cetro que pertenece a Nueva Zelanda desde hace dos ediciones, está en juego. Sin embargo, buscar un nuevo monarca no es fácil. Menos con los All Blacks y su haka atemorizando desde el primer día. Debutando, además, con un triunfo ante un rival directo, Sudáfrica.
Los gritos maorí, la lengua afuera y los ojos ampliamente abiertos iniciaron la participación de los neozelandeses, que en Japón buscan su cuarto título. En silencio absoluto permanecía el Estadio Internacional de Yokohama escuchando el tradicional rito de guerra neozelandés.
Los Springboks, ganadores de dos copas del mundo, incluida aquella repleta de política y simbología en 1995, con Nelson Mandela como presidente, eran los primeros rivales de los actuales bicampeones. Nada menor, puesto que vienen de haber ganado el último Rugby Championship. Y pese a comenzar ganando, el triunfo fue de los All Blacks por 23-13.
Fueron 10 puntos de distancia, pero en algunos momentos del juego la diferencia no llegó a tal. Handre Polland abrió la cuenta de penal. Richie Mo'unga empató de la misma manera y ahí Nueva Zelanda se soltó. George Bridge y Scott Barrett anotaron tries, convertidos por Mo'unga, que dejaron 17-3 el primer tiempo.
Tras el descanso, Sudáfrica propuso cambiar el partido. Pieter-Steph Du Toit puso un try que terminó en conversión de Pollard, quien, además, marcó un drop para dejar 17-13 el marcador.
Sin embargo, pese al intento de remontada de los Springboks, los All Blacks cerraron el partido con penales anotados por Mo'unga y Beauden Barrett, para sellar su primer triunfo en Japón 2019. Es la 15ª victoria en línea para los neozelandeses en mundiales.
Golpes sobre el final
En otro duelo, Argentina perdió 23-21 ante Francia, en un intenso juego vivido en Tokio. Los transandinos bordearon la hazaña, tuvieron la posibilidad de ganar, pero terminaron cayendo y a los golpes, contaminando el ambiente pacífico del que el rugby siempre se jacta.
Era un duelo importante para ambos, pues el resultado, en función de los pronósticos, dejaba con un pie dentro de cuartos a quien ganara, y con uno fuera a quien perdiera. De ahí la calentura final de los argentinos, que sufrieron la derrota y se enojaron más de la cuenta con el árbitro.
Nicolás Sánchez anotó de penal para los Pumas. Fueron los primeros puntos del partido y los únicos de Argentina en la primera mitad. A Francia le bastaron cinco minutos para que Gäel Fickou y Antoine Dupont apoyaran la ovalada en el ingoal transandino, los que sumados a las conversiones y a los penales que anotó Romain N'Tamack, que en total aportó 10 puntos, dejaron 20-3 el resultado al entretiempo.
De vuelta del descanso, Argentina salió a remontarlo. Un try de Guido Petti, convertido por Sánchez, más otro ensayo de Julián Montoya y dos penales de Benjamín Urdapilleta pusieron 20-21 arriba a Los Pumas. Sin embargo, Camille Lopez aventajó a Francia con un drop, que terminaría siendo la última anotación del partido.
Sobre el final, N'tamack falló su primera patada del partido, perdiendo la oportunidad de ampliar el marcador. Siete segundos más tarde, la chance le llegó a Argentina, pero Emiliano Boffelli erró su penal y el triunfo quedó en manos de los franceses. Apenas terminó el partido llegaron los incidentes, que tras instantes de tensión, fueron detenidos por los mismos jugadores.