El Circuito de las Américas es territorio de Hamilton. Así de fácil. Así de claro. El piloto inglés (ganador en cuatro de las cinco carreras disputadas en Austin) volvió a demostrarlo ayer, dominando de principio a fin los entrenamientos libres y adjudicándose también la pole con récord incluido.
En una de sus pruebas fetiche (acumula ya cinco triunfos en el GP de Estados Unidos) y en el momento preciso en que debía golpear la mesa, el líder del Mundial no falló. Voló en la primera práctica con neumáticos superblandos endosándole medio segundo a un Vettel que mejoró en la tercera sesión reduciendo la diferencia a sólo 92 milésimas.
Pero la verdadera advertencia, el auténtico toque de atención, llegó en la qualy. Hamilton se mostró absolutamente intratable, dejando sin efecto el cambio completo de chasis que los técnicos de Ferrari habían realizado en el monoplaza de Vettel y certificando con autoridad su undécima pole de la temporada. La número 72, por cierto, de su carrera, y la 100 de Mercedes. Vettel, sin margen de error esta tarde si quiere seguir estirando el desenlace del Mundial, le acompañará en la primera línea.
Y es que la carrera de hoy, que arrancará a las 16.00 (hora chilena) podría ser la de la coronación por anticipado de Lewis Hamilton. Dos son las combinaciones que permitirían al inglés proclamarse tetracampeón del mundo en Austin a falta de tres grandes premios: ganando la prueba y aguardando que Vettel no finalice entre los cinco primeros; o rematando segundo siempre y cuando el germano sea noveno o peor y Valtteri Bottas no gane la carrera.
En un circuito dominado por Mercedes desde 2014 y en el mismo escenario en que logró el tricampeonato en 2015, Hamilton quiere asestar el golpe definitivo al Mundial de Fórmula 1.