El 3 de septiembre se cumplieron 35 años del escándalo de Maracaná protagonizado por Roberto Rojas y que le costó una severa sanción a la Selección y a los involucrados. A partir de ese hito, surgió El Caso Rojas, un engaño mundial, un libro escrito por Harold Mayne-Nicholls y Marco Antonio Cumsille, cuya reedición será presentada el 14 de noviembre en el Campus Bellavista de la Universidad Andrés Bello. “Conversando con María Gabriela Huidobro, que es la decana de la Facultad de Educación y Ciencias Sociales de la UNAB, salió el tema. Y me propuso reeditarlo”, explica.

¿Sigue pensando lo mismo del Cóndor Rojas después de 35 años?

No, de él no. Porque después de esto yo he estado muchas veces con Roberto, muchas. Y me he dado cuenta de que él fue capaz de asumir lo que hizo. Y asumir los costos de lo que hizo. Que no es fácil, la segunda parte no es fácil. Y sin manifestarlo uno lo siente que él está arrepentido de lo que hizo. Yo nunca le he hablado, sí. He estado unas 20 veces con él, por lo menos, desde que escribimos el libro. Si es que no más. Creo que él tiene un genuino arrepentimiento de la torpeza que hizo, para él tuvo un costo altísimo en todo sentido. Y por lo menos siento que, cuando la gente se arrepiente de actos que quizás no debió haber cometido, uno tiene que dar vuelta a la página y no se puede quedar pegado en que esto hizo el año 89. No es que alguna vez que yo recuerde me haya dicho ‘la embarradita que me mandé', pero cuando hablo con él siento que él se da cuenta de que eso no lo debió haber hecho.

¿Cree que actuó solo?

Tú vas leyendo las otras declaraciones de los otros jugadores y es difícil determinar que actuó solo. El hecho en sí, lo hizo solo. Eso está claro. Pero es posible que alguien más haya actuado. Extraña algunas cosas, que los guantes no aparecieran nunca más. Hay cosas que son extrañas. Ahora sí, yo te diría que es difícil que haya actuado solo. Muy difícil. Y si actuó solo, una vez que sucedió el hecho, se sumaron de manera inocente muchos. Hay una mezcla ahí que no es menor, digamos. Entre los que sabían o sospechaban, o los que vieron el hecho y de verdad fue una cosa...

¿Qué cree que puede haber llevado a Rojas a hacer eso?

Yo creo que primero la frustración quizás de ver que no llegábamos a la Copa del Mundo. Yo creo que él sabía que no llegábamos a la Copa del Mundo cuando lo hizo. Como dijo Julio Grondona, no pasaban ni la mitad de cancha y tenían que hacer dos goles. Y en segundo lugar, cómo era el mundo en esa época también. La Copa Libertadores de los 80 no tiene nada que ver con la Copa Libertadores de hoy día. Otros hechos similares no guardan relación. O sea, hay historias de cambio de los frascos de la orina en los controles de doping, no solo en Chile, sino en el mundo entero. O sea, el mundo era distinto en esa época. Y yo creo que él vio un camino para llegar a la Copa del Mundo. Nunca imaginó que Ricardo Alfieri, con el cual después hice una gran amistad, tenía la fotografía que tenía, que esa fue la única real prueba que hay. Sin esa fotografía, había sido muy, muy difícil llegar a la conclusión de que nada lo golpeó.

Pasando a la contingencia actual, ¿qué le pareció lo sucedido con Jorge Valdivia y ahora con Arturo Vidal y los jugadores de Colo Colo?

Dar cualquier opinión me parece que no corresponde. Pero lo que está clarísimo, es que el respeto tiene que ser así, el no es no para todos y el que no haya un consentimiento equivale a un no. Había un dicho, ‘el silencio otorga’. Bueno, ese dicho se murió. El silencio no otorga absolutamente nada. Si no hay un consentimiento expreso para hacer cualquier cosa en la vida, tú no tienes por qué dar por hecho que lo va a ser. Y los jugadores de fútbol y la gente que tiene una connotación pública mayor, tiene que ser muy cuidadosa de ese tema, extremadamente cuidadosa. Durante mucho tiempo se decía que a los jugadores había que enseñarles a hablar, manifestarse frente a los micrófonos. Está bien, eso me parece que hay que hacerlo, pero también hay que enseñarles a que esto es tan importante como lo otro. Hagas lo que hagas, no solo en los temas de actividad sexual, sino que en lo que estés, el consentimiento tiene que estar presente, de lo contrario te ves metido en estos temas. Y el dicho, el que calla otorga, se murió. Uno lee, uno escucha, uno piensa, pero después se encuentra con sorpresas, entonces es mejor no adelantar ningún tipo de pensamiento al respecto.

¿Y el futbolista ha cambiado en los últimos años?

Es que el futbolista representa lo que es la sociedad nomás, está toda la sociedad ahí completa, digamos, de extremo a extremo. ¿Dónde ha cambiado nuestra sociedad? Hay más educación que la que había antes, no la suficiente, falta muchísimo, pero hay mucho más que la que había en los 80. Hay más educación. Hay mucha más tecnología infinita respecto de los 80. Por lo tanto, las acciones de los deportistas y de los futbolistas están mucho más acotadas porque son mucho más seguidas, y lo otro que pasa, que es una realidad, hay acceso a mucho más cosas que antes no había. Los jugadores antes tenían menos acceso a cosas. Hoy día están más preparados que lo que estaban en ese tiempo.

A propósito de leyes y normas, ¿qué le pareció lo sucedido con la denuncia de la U a Colo Colo?

Siento que por algo los europeos nos llevan ventaja en la organización del fútbol, no en el fútbol. Si tú eres entrenador, te comportaste mal, te suspendieron, no puedes ir al estadio y se acabó el problema. Y si tú quieres dar instrucciones, llamas por teléfono en el entretiempo, pero él lo está viendo en una dimensión acotada. No está viendo todo lo que pasa. En Europa por algo está prohibido, ni siquiera puede acercarse al camarín, en algunas partes ni siquiera puede concentrarse con los jugadores. O sea, realmente está sancionado. Entonces cuando tú tienes una norma como esta, abierta a que si te identifican haciendo algo, te sancionan, entran en esta problemática. No tiene sentido. Que vayan los jugadores cuando están suspendidos, no es problema. Todo el resto si está suspendido no se puede acercar al estadio, se acabó y si quieren más dura la norma: tampoco puede concentrarse ni viajar con el equipo. Entonces ahí viene un tema que no es menor. Aquel que está dirigiendo y está en la banca va a tener un poquito más de cuidado al momento de tener un exabrupto, porque le va a costar.

¿Y qué más propone?

Y lo segundo: a mí me llama poderosamente la atención, no este único caso de la U contra Colo Colo, Huachipato y todo eso, sino que la cantidad de casos que revisa en el año el Tribunal de Penalidades pidiendo la sanción con puntos. Debe ser unos 15 casos al año, fácil. Y eso distorsiona el campeonato, el juego... Una falta administrativa y te la sancionan con puntos. Yo creo que eso no ayuda a fortalecer la imagen que hay del fútbol. Está bien, encuentro que tienen toda la razón, la sanción si es que no pagan los salarios. Esa no la tocaría. En las otras, pon una multa de 1.500 UF, inapelable, y les va a doler eso más que los tres puntos, porque nadie tiene 60 millones para darse un gustito. Yo diría que todas las faltas del escritorio debieron ser punibles administrativamente, con multas que te duela en el alma, cosa que no la cometa, salvo aquella en donde realmente lograste ventaja deportiva. Pero no se me ocurre ninguna.

¿Y la de Almirón no sería así?

Para mí, no. Va a venir una polémica, pero ¿quién me puede garantizar que cuando el entrenador está a la orilla de la cancha gritando logra revertir el comportamiento deportivo de los jugadores?

También se ha hablado de una supuesta multipropiedad entre Huachipato y la U. ¿Qué opina de esa acusación?

La han desmentido tantas veces... Nadie ha sido capaz de probarla, que uno tiene que creerle a los que te la desmienten. Nadie ha mostrado algún documento que los vincule y, si lo tiene, se lo ha guardado, pero no es saludable para el fútbol, para el globo completo, que se hable de que alguien tiene propiedad en más de un club, porque te distorsiona al final del día la competencia, y te distorsiona el sentido en donde se presenta esto, que es la incertidumbre del resultado.

En los últimos días usted ha llevado la voz de las demandas de la Segunda División contra la ANFP. ¿No le gustaría volver a Quilín?

No, eso ya pasó, tiene que venir gente nueva. Además, tampoco concito el interés, muchos clubes no me quieren por mi forma de ser, de decir las cosas y de actuar. Nunca en la vida se me habría ocurrido quedarme con la recaudación de los pobres del grupo, en este caso digamos, Melipilla y Concepción. Yo, como ANFP, les hubiera dicho: ‘¿cuántos son los gastos de organizar este partido? Los asumo como ANFP. Y la recaudación les pertenece a ustedes’...