Jueves 11 de julio, 8.00, estadio Monumental. Harold Mayne-Nicholls (57) comienza su jornada de trabajo en un lugar que difícilmente hubiera imaginado unos meses antes, cuando su nombre se daba fijo en la U. No fue así y terminó llegando a Colo Colo, de la mano de Aníbal Mosa, para liderar un ambicioso plan.
"Son tres pilares en el marco del Proyecto Centenario: el fútbol joven, donde incluyo el fútbol femenino; infraestructura, donde hay que ver cómo modernizamos el estadio. Me gusta hacer proyectos en los que queden huellas en el tiempo. No me gustan los fuegos artificiales, porque los aplaudes y pasaron. Y, en tercer lugar, generar una fuerza administrativa para que el club sea referencia en Sudamérica.
¿Cómo llega a Aníbal Mosa?
Aníbal me llamó en la primera quincena de marzo. Hubo entre ocho y 10 conversaciones. Dos cosas me llamaron poderosamente la atención: una, si la reunión era a las 5, y yo llegaba a las 5, Aníbal ya estaba. Siempre es una señal positiva que la gente cumpla con el horario. Y la otra, es que cuando nos juntamos por primera vez, dije "bueno, esto va a salir en los diarios y se murió mañana". Pero no, recién salió el día antes de la elección, nadie filtró la noticia. Detecté ahí que no era un golpe publicitario lo que quería Aníbal.
¿Da lo mismo la U o Colo Colo? ¿No hay que mirar al hincha?
Aclaro: la U me fue a buscar y, tras varias reuniones con Carlos Heller, con quien tengo amistad, al revés de con Aníbal, Carlos me dijo: "Tráeme un proyecto, porque esto está listo y así yo lo presento al directorio". Yo fui a presentar un proyecto a la U, Carlos me pidió que lo presentara. En Colo Colo nadie me pidió un proyecto, me dijeron "ven a trabajar con nosotros". Evidentemente que no da lo mismo, los hinchas tienen su corazón y su pasión. Pero si me invitan a trabajar, soy un profesional y si me dicen "trae un proyecto, porque está listo", yo lo doy por hecho. Con Carlos tuve unas cinco o siete reuniones y, con gente de él, dos o tres más. Estaba todo listo, y se filtró. Algo pasó ahí, al final no resultó. Las casualidades no existen. Y aquí estoy, feliz.
¿Usted quería volver a la dirigencia como fuera?
No. Yo tenía ganas de volver a la ANFP, porque sentía que la brújula andaba medio perdida; era evidente que faltaba liderazgo desde ahí. Llegó a tal punto que quedamos fuera del Mundial con los mejores jugadores que hemos tenido en la historia, en su mejor momento. Es inexplicable y eso es falta de liderazgo. No me vengan con otra cosa, que pegó en el palo o no pegó. Esto se evitaba de forma muy simple: tomando las medidas que había que tomar en el momento correcto. Y eso era muy fácil, preparar el partido con Bolivia en Calama, 10 días antes del partido.
¿Falta de liderazgo de quién?
Del líder, del presidente. Arturo demostró falta total de liderazgo. Está bien, ordenó los números y todo lo que me digan, pero en la parte deportiva, que era su fuerte, que era donde más podía transmitir, no lo hizo, y preparamos el partido contra Bolivia, yendo a Calama un sábado para jugar un martes. Arturo entrenó en Calama... No perdíamos y clasificabámos. Y eso fue lo que me motivó a ir a la ANFP. No ganamos. De ahí, surgieron varias oportunidades de volver al fútbol. En algunos clubes era imposible, porque implicaba irme fuera de Santiago. Y cuando se cayó lo de la U, yo dije 'se acabó está cuestión, sigo con lo mío'. Entretanto, surgió lo del Barcelona, que quería que fuera el director académico de su programa de formación. No es menor, habiendo millones me vinieron a buscar a este rincón.
¿Barcelona es intransable?
Sí, porque es un honor.
¿Cómo se compatibiliza?
Tengo que alargar los días, no más. Lo que congelé son las clases en la universidad. Lo del Barcelona es un honor que no estoy dispuesto a perder, no es por un tema económico, y lo de mi fundación tampoco lo transo, porque llevamos ocho o nueve años trabajando. "Ningún problema", me dijo Aníbal. Cada tanto, me tengo que ausentar, pero siempre estoy conectado.
¿Llegar a Colo Colo fue un gustito contra quien lo sacó de la ANFP?
Estoy muy viejo para darme gustitos. Cuando salí de la ANFP, salí porque hice cosas que no debería haber hecho. Debí ser más cauto. Con el paso del tiempo, uno se da cuenta. Perdí, la democracia es así. Gabriel después fue nombrado ministro y lo invité a una clase mía. Había un comercial antiguo que decía "no te quedes en el pasado, nena". Yo lo tomé como norma. No me quedé en el pasado con Segovia, ni Ruiz Tagle, ni el Pepe Yuraszeck, ni Estévez. Sí espero que la Justicia actúe y Jadue le devuelva al fútbol chileno todo lo que se llevó, porque eso es del fútbol. Eso es un tema de la Justicia.
¿Colo Colo es una plataforma para volver a la ANFP?
Cumplo 58 años este mes, me quedarán dos, tres o cinco años con mucha energía para trabajar, pero ya me gustaría estar con mi señora y mi familia. Siento que me estoy poniendo más viejo y más tiempo le estoy robando a mi familia. En algún momento de mi vida tengo que devolvérselo. No sé qué irá a pasar en la ANFP, creo que Sebastián lo está haciendo súper bien, es muy bien intencionado. Si de mí dependiera, ya es hora de devolver un poquito.
¿Qué le dijo Marcelo Bielsa cuando usted llegó a Colo Colo?
Lo mismo que me dijo cuando iba a ser candidato a la ANFP: 'A usted se le ocurre cada locura'.
Jorge Segovia escribió en Twitter que usted carecía de dignidad. ¿Cómo lo tomó?
Es divertido, porque te demuestra que la vida es un carrusel que da vueltas. Cuando vino el Coto Sierra a Colo Colo hace cinco años, Jorge Segovia firmó un acuerdo con el directorio, diciendo que Colo Colo tenía que ir a jugar un partido a Santa Laura a beneficio de Unión Española. ¿Cuándo se jugó ese partido? El fin de semana pasado. ¿Quién empujó ese partido? Y el que estaba ahí era yo, no vi a Jorge en el estadio ni tampoco a su cuñado, el presidente. Nosotros le ayudamos a financiarlo. La plata que va a ganar es porque se la conseguimos nosotros desde acá. Hay veces en que el silencio es el mejor compañero.
Hace unos años la Garra Blanca puso un lienzo en el que lo trataba de sinvergüenza. ¿Cómo es su relación? ¿Permitiría actividades de ellos en el estadio?
No he tenido contacto con nadie de la barra y no tengo en mis planes tenerlo tampoco. Entiendo el concepto del aliento de la barra, pero no puedo entender que la barra sea el brazo armado de los clubes. Sí me pasó una cosa: tras el partido contra Puerto Montt me fui a sacar el auto, me metí por la tribuna Arica y vi a uno de los líderes de la barra. Uno de ellos me dice, 'nos estamos portando bien, don Harold. No nos rete'. Yo le contesté que no se preocupara. Y ese fue todo el contacto que he tenido en más de dos meses. Nadie se me ha acercado. Siento que la barra es importante, tiene un canto que dice 'cuando el equipo anda mal…'. Esa parte me gusta.
ByN le acotó las funciones...
Cuando hablamos con Aníbal, hablamos de este gran proyecto que se trabaja. Una vez electos, recién ahí lo pusimos en papel. Después vino este estatuto del quórum. Y si el directorio estimó que había que acotarla me pareció muy bien. No me amarra ni me afecta en nada mi dignidad, como dice el señor Segovia con tanta gracia. Si no quieren que me preocupe del que compra las tazas, no me preocupo. Ahora si el que está comprando las tazas me pregunta si me gustan las tazas, no le digo que en mi contrato dice que no puedo ver eso. La vida no se restringe a los papeles.
¿Sintió que sus roles se superponían con los de Marcelo Espina?
Al revés, Marcelo es un gran profesional, extraordinario. Todo el mundo habla bien de él, es preparado, honesto y trabajador. A mí me sirve para aprender. No restringe sus conocimientos. Al contrario, los entrega. No es común trabajar con un excapitán de la selección argentina, es un tremendo agrado. Es una relación de trabajo en equipo. En ningún caso me meto en las funciones de él, y él sí que se mete en lo mío, porque así me ayuda.
¿Cómo tomó la rebaja de su sueldo de 16 a 8 millones de pesos?
Cuando Aníbal me llamó, concordamos en el mismo contrato que tenía Arturo Salah, le cambiamos nombre y rut. Yo no sabía cuánto era, más o menos lo estimaba: 611 UF. Leonidas Vial fue el que le puso esa renta al cargo. Después salió lo del quórum. No sé si Leonidas encontraba que había sobrepagado a Arturo. No se pudo concordar esa cantidad por voluntad política, no porque el mercado estuviera alzado. Cuando Aníbal me avisa, le dije 'yo voy a ser vicepresidente del club hasta cuando tú lo estimes'. Yo estaba en Madrid y la distancia es una buena compañera. Me estaban ofreciendo ocho millones de pesos brutos: ¿es mucha o poca plata? Es una fortuna, el 90% del pueblo colocolino no tiene ninguna posibilidad de acceder a eso. Si yo tirara el mantel, estaría ofendiendo al pueblo colocolino. No quiero trascender como un tipo que ganó mucha plata, sino como un tipo que hizo cosas. La plata no es tema.
¿Qué le parece que los representantes sean dueños de clubes?
Es muy discutible, porque se puede terminar generando un tremendo conflicto de interés. Por ejemplo, si el club del que es dueño está necesitado de puntos y en el rival representa a siete de los 11 jugadores. ¿Cómo hacemos ver a la hinchada que este equipo que tenía las de perder le ganó a este otro o que esos siete jugaron con sus mejores armas? Eso debería estar prohibido; o eres representante o eres dueño, pero las dos cosas generan ruido. Debería estar prohibido que representen a entrenadores. Debería haber una legislación también para que los menores de 18 años no tengan representante. ¿Por qué? Porque le quitan el hambre al chico. Le ofrecen zapatos de fútbol, después zapatillas, un Iphone, un computador y ahora les pasan autos. Les quitan esas ganas de surgir y de luchar por conseguir algo. Sí me gusta que, en vez de negociar con un jugador, negociar con un representante, porque a veces se dicen cosas que no corresponden de las cuales uno se arrepiente, pero si la dijiste contra el jugador esa herida queda. En cambio, si la dices contra el representante, se le pasa, y viceversa.
Entrando a la parte final...
Espera. Quiero decir algo sobre la situación financiera del club. Antes de llegar acá, leí varias notas en las que se decía que el club iba a quedar con 4 mil millones de pesos a favor. Pucha que vamos a hacer cosas, pensé. Llegué aquí y no era así, el presupuesto elaborado daba eso. No soy bueno para los números, pero sé sumar y restar. La situación es que recibimos Colo Colo con 1.000 millones de pérdida o utilidad negativa, no lo podía creer. Estaba considerado que íbamos a jugar dos partidos de Copa Sudamericana como local. ¿Qué pasó? Que en ese uno recaudamos lo mismo que íbamos a recaudar en dos, de acuerdo con el presupuesto. Eso pasó el 30 de abril. ¡Qué raro!, dije yo. Cómo elaborar un presupuesto si en un partido íbamos a recaudar lo mismo que en dos. Empecé a olfatear. Cuento corto, mil para atrás. No veía los números, le dije a Aníbal que mirara. Esos mil para atrás los equilibramos con la venta de Pavez y con la de Juan Carlos Gaete. Por Pavez este año nos pagan US$ 1.100.000 y por Gaete, US$ 300 mil, más el ahorro que hacemos en los salarios.
¿Con esas cifras es complejo reforzar al equipo?
Estamos muy cautelosos en todo lo que significan nuevas inversiones o la traída de jugadores. No hay una billetera abultada.
¿Cómo se le explica al hincha la negativa a Matías Fernández?
No estoy en la toma de decisiones técnicas, eso lo hace el cuerpo técnico con la gerencia deportiva. Luego, el directorio las analiza. Tengo mi opinión, pero no la voy a expresar. Según mi experiencia, los jugadores no llegan a los clubes por una presión mediática. Sea Matías o cualquier otro futbolista.
¿Hay algún plazo para trabajar en el proyecto estadio?
Este estadio empezó a ser construido en 1955. Tiene dos factores preocupantes: uno, la capacidad de visión. De las 45 mil personas que podemos sentar, ocho a 10 mil no pueden ver. Hay que repensar el estadio. Hay otro problema complejo, por suerte nunca ha pasado, las vías de evacuación son complicadas. Al ser un hoyo, o bajas a la cancha, que si la gente baja en forma descontrolada se puede producir una estampida. O sales del estadio. No existen las evacuaciones intermedias. Hay que repensar un estadio para los próximos 50 años. Entonces, si le pones plazo te vas a equivocar. Es mejor hacerlo bien.