Héctor Puebla es un histórico de Cobreloa. Para los fanáticos del equipo loíno, uno de los más grandes futbolistas que ha vestido la camiseta naranja, que lució durante 16 años, entre 1980 y 1996, después de haber comenzado su trayectoria en Lota Schwager.

Al Ligua se le escucha apesadumbrado por la situación deportiva que vive el club que marcó su vida, hoy al borde del descenso. “Es lamentable la situación que está pasando. Yo creo que nadie de los que pasamos por el club imaginó lo que iba a suceder. Este año se hicieron todas las cosas mal y eso tienen que reconocerlo los dirigentes y los jugadores. Tiene que hacerse una autocrítica de todo el año. Sacaron 28 puntos. Eso es terrible, sobre todo considerando que Cobreloa es un equipo grande. Tuvieron tiempo suficiente para hacer las cosas bien. Un mes antes desde que terminara la B, ya pudieron adelantar algo. No se hizo nada. Se hizo todo mal a nivel de dirigentes y jugadores. No se eligieron los indicados. Eso, por más que algunos quisiera hacer las cosas bien, termina pasando la cuenta”, sentencia

Viendo los partidos de Cobreloa, ¿preveía lo que podía pasar?

Yo no veo partidos de Cobreloa. Ciertos pasajes nomás, porque me pongo muy nervioso. Lo poco y nada que vi, es totalmente negativo. Empezando por la contratación del entrenador. (Emiliano) Astorga no me gustaba para nada. Nunca destacó en Primera División. No veo una campaña en que haya sobresalido. Llevarlo a un club como Cobreloa y hacerle un contrato de dos años no me parecía lo correcto. Si hubiese estado César Bravo desde el principio, hubiese sido distinto. En Unión, con pocos jugadores, peleó. Giovagnoli tampoco pudo revertir la situación. Con César hubo una pequeña mejoría, pero no bastó para conseguir los puntos que se necesitaban para evitar lo que terminó pasando.

El Ligua Puebla en su etapa como jugador de Cobreloa. Foto: @Cobreloa_SADP - X

¿Aprueba el intento de salvarse por vía administrativa, denunciando a Huachipato?

Habría que aplicar el reglamento, nada más. Si Huachipato cometió un error, tendrán que sancionarlo. Ahora, no es lógico que se consiga salvarse de esa manera. Eso no disimula los errores que se cometieron durante el año.

¿Cómo se sale de esto? ¿Es posible volver a ver a un Cobreloa como el que fue?

Hay elecciones ahora de presidente, de nueva directiva. Es de esperar que los que lleguen asuman ese desafío y esa responsabilidad. De hacer las cosas como se hacían antes. Con pocos recursos se puede hacer lo que se hacía antes. Antes se pagaban sueldos y premios y, para alcanzar los premios, había que echarle para adelante y jugársela. Cumplir los objetivos. Hoy hay jugadores que ganan 10 millones de pesos mensuales y no los reflejan. Esa es la cruda realidad. Lo poco que tiene, Cobreloa lo está echando por la ventana. Es de esperar que llegue una nueva directiva y sueñe con cosas grandes, a la altura del club. Ahí está Cobresal como un ejemplo de cómo hay que hacer las cosas. Con pocos recursos ha hecho mucho. Tiene un gerente técnico que ha hecho las cosas bien. Ojalá que estemos solo un año en Primera B y que volvamos al siguiente. Ahora, sin repetir los errores de este año.

La crisis es más profunda. En el último tiempo el club estuvo manchado por la denuncia contra los cadetes.

Lo de los cadetes hay que dejarlo de lado. Ellos se jodieron la carrera, la vida, pero no tiene nada que ver con esto. El club es otra cosa. Los jugadores pasan, las instituciones quedan. No tiene que nada que ver.

¿Cobreloa perdió la identidad, la grandeza que siempre lo hizo imponerse y que lo transformó en un grande?

Hay que ser realista. Estamos en Primera B. Lógico que se perdió. Hace tiempo. A Calama, ahora cualquiera va y te saca resultados. Antes ibas y te traías tres o cuatro. Eso va en el trabajo, en el profesionalismo. Cada jugador tiene sus condiciones. Antes era una competencia de todos los días. Todos los días eran una competencia para poder estar el fin de semana. Y el domingo, para qué decir. Antes la gente iba a disfrutar a Cobreloa y ahora va a sufrir viendo a Cobreloa. Esa es la realidad.