Debutó en el fútbol incluso antes de nacer, seguramente en mayo de 1990, cuando su madre, Carine, una de las delanteras más implacables de la Primera División belga, se desempeñaba todavía como jugadora profesional sin saber que estaba embarazada de su primer hijo. Un niño concebido junto al también futbolista Thierry Hazard (mediocampista del extinto RAA Louviéroise, de la segunda categoría) en la apacible localidad siderúrgica de La Louvière, y bautizado con el nombre de Eden el 7 de enero de 1991. El hijo del fútbol.
Fue, sin embargo, a algunos kilómetros de allí, en la misma región francófona de la Valonia, pero un pueblo más pequeño todavía, Braine-le-Comte, donde el joven Eden dio sus primeros pasos en el balompié. Y donde la dinastía de los Hazard continuó creciendo con el nacimiento de Thorgan, Kylian y Ethan (los tres hermanos del centrocampista) en una vivienda familiar construida, claro, a menos de cinco metros de una cancha de fútbol.
Admirador confeso de Zinedine Zidane, de quien heredó su predilección por el 10; pero también de Juan Román Riquelme, de Thierry Henry (miembro en el Mundial del staff técnico de Bélgica) y de Ronaldinho; el capitán de los Diablos Rojos supo muy pronto cuál era su destino. Y también sus padres, que decidieron cruzar en familia la cercana frontera cuando Eden tenía sólo 14 años y radicarse en Francia para que el primogénito pudiera terminar de recorrer-con pasos de gigante- un camino que ya estaba escrito. No se equivocaban.
Con tan solo 16 años, el talentosísimo mediapunta realizó su debut profesional en las filas del Lille, el club en el que había completado su formación deportiva. A los 8 años, eso sí, ya era considerado un prodigio y, por lo mismo, su familia recibió una oferta para que firmara por el AFC Tubize, de la Segunda División belga. Con 17 hizo su estreno oficial con la selección adulta de Bélgica -tras declinar la oferta de nacionalización de la Federación francesa de fútbol- en un partido amistoso ante Luxemburgo. Y con apenas 20 (pero ya con el 10 a la espalda) guió a su equipo a la conquista de la Ligue 1 tras casi 60 años de sequía. Acababa de nacer un ídolo. Una estrella que tan solo un año más tarde, el 4 de junio de 2012, puso rumbo al Chelsea inglés, dejando en las arcas del club galo cerca de 40 millones de euros.
Hoy, seis años después, el Duque sigue reinando en Stamford Bridge, mientras medio mundo suspira por hacerse con sus servicios. Con 27 primaveras, 89 partidos internacionales con su selección, la jineta en el brazo, 24 dianas conquistadas y su firma grabada en varios de los pasajes más bellos que ha alumbrado el fútbol belga, Hazard es hoy el auténtico líder en la cancha de un equipo que sueña con vencer a Brasil y colarse en las semifinales de un Mundial por segunda vez en su historia. La última vez que lo lograron, en México 86, Eden no había nacido todavía. Tampoco sus hermanos, todos futbolistas. Thorgan (25, jugador del Mönchengladbach presente también en Rusia); Kylian (22, recientemente contratado por el Chelsea); y Ethan (15, en las series menores del Tubize); los continuadores de una dinastía.
Dos goles (uno con cada pierna, pues el excelso volante domina a la perfección ambos perfiles); y dos asistencias (aspecto del juego en el que seguramente más brilla) son sus números en Rusia, un certamen en el que el Duque quiere reinar como nunca.