Thomas Rodríguez recibe, en Génova, la llamada de La Tercera. Su habla argentina resulta inconfundible. Gran parte de su vida transcurrió al otro lado de los Andes, pero nació en Santiago, en 1996. Es hijo de Leonardo, exmediocampista de la Albiceleste y figura del título que Universidad de Chile consiguiera en 1995. Ahí, asegura, comienza a forjarse su identidad chilena, interrumpida por las exigencias de la carrera de su padre, que lo obligaron a trasladarse a otros países, pero que desde ayer es oficial: recibió el pasaporte que acredita su condición de chileno. La ley establece que todos los nacidos en el país adquieren la nacionalidad. Sin embargo, considera como excepción a los hijos de extranjeros nacidos en el país, aunque les permite optar a ella a siempre que la solicitud sea presentada hasta un año después de cumplidos los 21.

Tecnicismos aparte, Thomas se siente un criollo más. Y, como tal, el actual volante del Genoa sufre como tal la eliminación de Chile del Mundial de Rusia.

"No quedan muchas palabras para describir la tristeza. Hemos quedado fuera por prácticamente nada. Es injusto por la clase de jugadores que hay. El fútbol es así. Hay que recuperarse y pensar en lo que viene", dice el jugador, quien suma sólo un presencia en la banca del Genoa durante 2017, en la derrota por 2-3 ante la Lazio.

Lo que viene, para Thomas. es, precisamente, optar a un puesto en alguna selección chilena. Pudo defender al combinado Sub 21 que, bajo la conducción de Héctor Robles, igualó 1-1 con Francia. Sin embargo, la tramitación de su nacionalidad aún estaba en desarrollo.

Su apuesta inicial es algún amistoso que se desarrolle en los próximos meses. Sin embargo, la planificación de la ANFP no contempla compromisos para categorías que no sean las oficiales: Sub 15, Sub 17 y Sub 20.

Antes de dar el salto a Europa, Rodríguez estuvo en las categorías inferiores de River Plate y Vélez Sarsfield, pero debutó en el profesionalismo en el primer equipo de Banfield.

Ahora tiene una sensación de absoluto agrado con su nueva condición de chileno: "Ya tengo el pasaporte en la mano. Era algo que debí tener siempre. Nací allá y viví los primeros años en Santiago. Por cuestiones laborales de mi padre, tuve que salir. Es normal, me tuve que ir. Era hora de que lo tuviera, porque nací ahí. Me siento chileno. Por Chile tengo un sentimiento especial, si bien mis padres son argentinos y también siento cariño por Argentina. He nacido ahí, aunque hace años que no voy".

Tampoco desconoce sus aspiraciones deportivas, aunque prefiere la mesura. "Ojalá pueda jugar por Chile y por la U, que es un sueño para mí. Espero ser citado alguna vez a la Selección. La idea era ir al partido en Francia, para estar con el plantel, peros los papeles no llegaron a tiempo. Ahora ya están", afirma.

Eso sí, se ilusiona con compartir al menos con parte de la Generación Dorada que, después de la eliminación de Rusia 2018, comenzará inevitablemente a apagarse. "Sería un sueño estar con esta camada, que es la mejor de la historia. Compartir con ellos sería un orgullo muy grande. Hoy trabajo en mi club y me gustaría tener una posibilidad en la Roja", admite.

Rodríguez sostiene que la admiración por el bicampeón de América y sus figuras no decae. Eso sí, evita individualizarla. "Compararme futbolísticamente con alguno no me gustaría, porque son grandísimos jugadores, de mucho nivel. Me identifico con la Selección entera, porque han sido muy ganadores y me gustaría poder repetir algo de lo que ellos hicieron. Hacer el trabajo y lograr parte de lo que ellos ganaron sería un orgullo para mí". Palabra de Thomas Rodríguez, el hijo de Leo. El nuevo chileno.