Ariel Holan repite una y otra vez que la UC es un equipo en formación. Que su lucha está puesta en encontrar una forma y un estilo para llegar en óptimas condiciones a la próxima temporada, aunque sin darse por vencido en la actual. Está algo molesto el entrenador en la conferencia de prensa que ofrece justo cuando los cruzados estaban sellando el traspaso de Marcelino Núñez, la mejor figura del equipo, al Norwich inglés, un perjuicio considerable para sus fines, más allá del beneficio económico que la operación le reportará al club. Se le nota en el semblante. Y aunque inicia sus reflexiones con la tranquilidad que le caracteriza, llegará el momento en que perderá la paciencia.

El equipo de 2019 lo recibí en una versión distinta de este. Era diferente porque había salido campeón y le di mi identidad en función de lo que recibí. Ahora cuando lo recibí el semestre pasado estaba a tres puntos del descenso, con mucho jugador lesionado e hicimos incorporaciones, pero perdimos a (Diego) Valencia, que era un jugador importante”, insiste el estratega, en una reflexión que ya ha revelado en otras oportunidades. “Asumí la responsabilidad porque soy el entrenador. Debo reconstruir un equipo que fue muy competitivo, pero que no lo era cuando lo recibí, porque también tiene la tercera valla con más goles en el campeonato. Dije que sí, porque tenía un compromiso con el club de no darle la espalda en un momento delicado”, añade.

Marcelino Núñez, el volante que deja la UC. (Foto: Agenciauno)

La paciencia se le agota

Sin embargo, hay un momento en que el estratega definitivamente pierde la calma, aunque siempre en buenos términos. Consultado respecto de un eventual problema sicológico en el plantel estudiantil, la disposición del estratega cambia notoriamente. Se preocupa por enfatizar mucho más, a fin de no dejar dudas. Y lanza una extensa respuesta para fijar su posición. “La UC es un equipo que viene de ser cuatro veces campeón con cuatro entrenadores distintos y el semestre pasado yo lo recibí a tres puntos del descenso. Entonces, no es lo mismo que cuando lo recibí en 2019 que venía de ser campeón. Recibí un equipo que venía de una crisis, entonces hay que ser claros en el análisis. Acá no hay un problema sicológico. Acá el problema es que los refuerzos están a distinto nivel físico, y a su vez el equipo ha tenido cambios, pero hemos mejorado partido a partido. Acá no hay un problema mental, si no de trabajar y entrenar duro y fuerte”, establece.

En ese plano, prefiere recurrir a la que se ha transformado en su definición favorita en las últimas semanas. “Digo que estamos en un equipo en construcción, y lo digo desde nuestra realidad. Tenemos buenos futbolistas, un buen plantel, pero con jugadores que vienen de realidades diferentes, y lleva un tiempo ponerse a punto, y para eso estamos trabajando, en lo individual, en lo físico, y además hay que entrenar y buscar ser más competitivos como equipo. Veo una mejoría, la UC intenta hacer un fútbol diferente y eso requiere de tiempo”, sostiene, justo cuando la dirigencia que encabeza Juan Tagle estaba cerrando la venta de su principal estrella.

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