Este fin de semana, Universidad de Chile enfrenta a Universidad Católica. Lo hará en Concepción, la ciudad que estuvo dispuesta a recibir uno de los principales encuentros que ofrece la cartelera del fútbol criollo, naturalmente, bajo fuertes exigencias en materia de seguridad. Como suele suceder en estos encuentros, estarán en juego los puntos y un poco más. Primero, el orgullo institucional que implica doblegar a un adversario clásico. Y luego, en lo particular, hasta la posibilidad de saldar viejas cuentas. Hay una en especial, que ni siquiera tiene relación con el choque estudiantil. Ni siquiera con el fútbol chileno. Los protagonistas, eso sí, son dos de las banderas de las respectivas escuadras. En la trinchera azul está el delantero Leandro Fernández. En la cruzada, el técnico Ariel Holan.

No está claro si antes o después del partido habrá al menos un apretón de manos entre ambos. Lo concreto es que ninguno es desconocido para el otro. Y lo es más aún que a mediados de la década anterior compartieron en el vestuario de Independiente, en Argentina. De esa época data una materia pendiente. Una decisión que el delantero nunca le perdonó al estratega que ahora volverá a tener a metros. Cuántos es, precisamente, la definición que se resolverá en Collao. En la cancha, por lo pronto, no chocarán: el técnico de la UC está sancionado por los repetidos atrasos de su escuadra en el ingreso al campo de juego.

“Es mejor ir de frente”

En mayo de 2019, Fernández estaba en Vélez Sarsfield. Al Fortín había llegado relegado desde Independiente, precisamente porque Holan no lo consideró en sus planes. A los rojos se había incorporado en 2016, pero fue en la temporada 2017-18 cuando más jugó y anotó: 35 partidos y 10 goles. De hecho, fue clave para la obtención de la Copa Sudamericana en esa campaña: anotó cuatro goles. Ese título inmortalizó a Holan en la historia de un club plagado de logros, aunque no todos bien habidos. En la siguiente, su aporte fue exiguo: tres goles en 10 encuentros. El entrenador terminó optando por otras fórmulas ofensivas.

Al delantero no le gustó salir del club que lo había reclutado después de pasos por Defensa y Justicia, Tijuana, Ferro Carril Oeste, Comunicaciones y Godoy Cruz. Y más aún, que el entrenador no haya sido lo suficientemente claro a la hora de explicarle sus razones. “Me enteré de mi salida por mi representante. A veces es mejor ir de frente a dejar que los demás digan las cosas”, declaró en ese momento, respecto de su salida de los Diablos Rojos, que además se produjo mientras se recuperaba de una lesión, otro elemento más que aportó decisivamente a la animadversión del futbolista hacia el adiestrador. “Estaba muy cómodo en el club. Mi salida creo que fue por el entrenador, si no fue por él, no fue por otra cosa”, complementó, otra vez apuntando los dardos directamente hacia el actual técnico de la UC.

Leandro Fernández ante Iquique, por la Copa Sudamericana de 2017, jugando por Independiente. (Foto: Agenciauno)

Holan tendría que ponerse a pensar qué hizo mal o cómo se está manejando, porque no le hace bien al club ni tampoco a él”, disparó, entonces, el actual atacante de la U, a la cadena Fox Sports. Por esos días, se afirmaba que no era la única voz disidente respecto de la gestión del actual DT cruzado. Naturalmente, la molestia la hicieron más evidente quienes tuvieron que partir, aunque se arrogaron una representatividad general.

Una herida profunda

La poda que instruyó Holan dejó varias heridas. Algunas profundas. No solo Fernández tuvo que tomar sus pertenencias. De hecho, su salida ni siquiera fue la que más dolió. En el plantel del Rojo costó entender las salidas de figuras altamente queridas, como Walter Erviti, e incluso las de integrantes del cuerpo técnico, simbolizadas en el preparador físico Alejandro Kohan.

De hecho, fueron esos los nombres que Fernández expuso públicamente para reprochar a Holan. “Se desarmó un grupo lindo que había. Había una linda armonía. La salida del profe Kohan y de Walter Erviti fueron desgastando la buena armonía que había en el grupo”, expresó en la misma entrevista, aludiendo a las determinaciones que en el vestuario nunca le perdonaron al encargado de dar las instrucciones. El ariete hablaba, obviamente, desde la herida.

Ahí Fernández dejó en claro, nuevamente, que habría esperado un trato más directo y sincero de quien en su momento tuvo que conducirle. “Me hubiese gustado que Ariel (Holan) me diga que no me iba a tener en cuenta. Me tomó por sorpresa”, lamentó en esa ocasión. Quizás los aires sureños les ofrezcan la posibilidad de acercar posiciones o terminen, finalmente, por distanciarlos irremediablemente. De cualquier forma, el reencuentro será una más de las atracciones que ofrecerá el enfrentamiento entre azules y cruzados.

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