El desafío era grande. Chile, que busca adaptarse a la exigencia en el Mundial de Francia, se medía a Holanda, campeona de Europa y la octava mejor selección femenina a nivel planetario. El intento terminó en humillación. Las naranjas se impusieron por un 7-0 contundente y claro, que pudo haber sido más expresivo aún si las anfitrionas mantenían la presión que impusieron en la primera etapa. El combinado de José Letelier insinuó alguna reacción. Con escasa convicción, pero, sobre todo, con evidentes diferencias a nivel físico, técnico y táctico.
Había pasado apenas un minuto cuando las anfitrionas se pusieron en ventaja. Un gran pase filtrado le permitió a Daniëlle van de Donk, quien terminó marcando cuatro goles, inaugurar el marcador. Era un indicio concreto de la dificultad que enfrentarían Las Rojas, agravado ocho minutos después por la indefinición defensiva que derivó en que, en los 9', Lieke Martens aprovechara un rebote y, con un derechazo, batiera otra vez a Christiane Endler.
Chile no tenía el balón y cuando lo encontraba, carecía de espacios para llegar al arco naranja. De hecho, en la primera etapa se generó apenas un par de ocasiones relativas. En los 21', ya estaba 3-0 abajo. Van de Donk aprovechó una jugada colectiva para definir con comodidad.
La única exigencia a la arquera local, Loes Geurts, se produjo en los 25', cuando Claudia Soto ejecutó un tiro libre que obligó a una gran tapada. Tres minutos después, Van de Donk anotaba el cuarto, tras capturar un rebote. La diferencia llegó a cinco goles en los 39', a través de Viviane Miedema. Y a seis mediante Shanice van de Sanden, en el primer minuto de adición de la etapa inicial.
En el complemento, Letelier optó por darle mayor equilibrio defensivo a su escuadra. Casi como si se tratara de cuidar el honor de las visitantes, las locales bajaron notoriamente la intensidad y se dedicaron a administrar el balón. Las pocas veces que no lo tenían, cerraban espacios y hacían virtualmente imposible que las chilenas avanzaran hacia el arco de Geurts.
A seis del final, Van de Donk anotó su cuarta conquista y el séptimo gol de las europeas. A esas alturas, Chile resistía como podía para evitar que el papelón fuese aún mayor.