El apocalipsis que vive la selección chilena obliga a retroceder el tiempo hasta las Eliminatorias de Corea-Japón 2002, donde la Roja rubricó su peor campaña histórica y terminó en el último lugar de la tabla, con apenas 12 puntos, en una época donde clasificaban cuatro equipos y el quinto iba al repechaje. A diferencia de lo que sucedía en aquel proceso, para la cita de Norteamérica 2026, seis elencos tienen un boleto directo y el séptimo acude a la repesca. Aun así, lograr un cupo parece una utopía.

Si se revisan los fríos números, aquel equipo que terminó último en 2001 tenía mejores estadísticas que el de Ricardo Gareca al término de las 10 primeras fechas. En ese momento, la escuadra nacional había estrenado a Pedro García como reemplazante de Nelson Acosta, y había caído 3-1 en Lima ante Perú, sumando 10 unidades, el doble que la actual, y ubicándose séptima. Y si se habla de las otras cifras, Chile tenía en esa época 11 tantos anotados y 13 recibidos. Actualmente, las cifras son calamitosas: cuenta con cinco conquistas a favor y 18 en contra.

“Yo creo que para todos los jugadores que fuimos en ese momento fue el orgullo máximo de haber defendido la camiseta nacional. Y ojo que muchos nos tildaron que era la selección más mala, que éramos los más malos. Y hoy día quedó demostrado que nosotros la defendimos con orgullo, con pasión y de cierta forma tuve la posibilidad de estar”, establece Mauricio Pozo, lateral de aquella selección.

El exjugador de Deportes Concepción también recuerda diferencias futbolísticas entre ambos planteles. “A mí me llama la atención que en una selección en la cual cuando yo participé llamaban 25 jugadores, en el primer partido jugabas, y después en el segundo veías a los jugadores que no habían jugado el primer partido, para ver si el día de mañana te servía. Es el caso de Cabral, que lo citan y no lo ponen ni siquiera un minuto”, agrega.

El actual proceso ya acumula dos técnicos y un fracaso en Copa América. En cuanto a esto último, el equipo de hace 23 años llegó a cuartos de final de la edición de Colombia. “Éramos una selección que fue supuestamente por 15 días y terminamos quedándonos prácticamente un mes, y con mucha mística, con mucho orgullo de defender la camiseta nacional”, recuerda.

Tras el retiro de Iván Zamorano de la Selección, con triunfo 2-1 sobre Francia en Ñuñoa, vino la histórica y bochornosa derrota ante Venezuela (0-2), apenas tres días después del triunfo sobre los campeones del mundo. Esa caída sepultó las esperanzas de repechaje y terminó con la salida de Pedro García. Un poco similar a lo que comenzó a vivir la Roja tras el duro revés ante Bolivia (1-2), en septiembre pasado.

Mejores números

Para los últimos tres encuentros asumió el carismático Jorge Garcés, técnico del equipo sensación de ese año, Santiago Wanderers, que a la postre terminaría siendo campeón. En una doble función, el DT condujo a los caturros y a la Roja, con la promesa de continuar para el proceso siguiente. “Asumí con el compromiso de seguir para Alemania 2006, pero ahí hubo un problema con el hijo de don Reinaldo (Sánchez) y me tuve que ir de igual de Wanderers campeón y de la Selección”, rememora.

Con muchas caras nuevas, Chile cumplió dignas actuaciones en sus visitas a Brasil y Colombia (derrotas por 2-0 y 3-1, respectivamente). “En Bogotá terminamos con siete jugadores y solo ahí nos pudieron ganar”, señala el técnico. Y agrega: “Contra Brasil tuvimos varias posibilidades de gol y contra Ecuador, el mejor equipo de la Eliminatoria, estuvimos cerca de ganar”.

En ese sentido, es tajante al recordar su experiencia y compararla con el actual nivel. “Lo que pasa es que en ese tiempo, cuando yo asumo, la Selección aún tenía jugadores de jerarquía, algo que hoy no tiene, por lo menos. Cuando un equipo no funciona colectivamente, se espera que aparezcan las individualidades. En ese momento, teníamos al gran Marcelo Salas y previo a mi llegada estaba Iván (Zamorano). Bueno, había varios. Hoy día no están esos jugadores”, sentencia.

Garcés también detalla el escenario que se encontró hace más de dos décadas. “Ya se estaban yendo los que habían jugado el Mundial de 98. Ahora se está yendo la gran generación dorada. Eso sí, poco se ha dicho que, a pesar de que es una de las mejores de la historia de nuestro fútbol, por lo que ganó, tampoco fuimos a los últimos dos Mundiales con ellos”, plantea.

Dirigencialmente, las cosas tampoco eran mejores, pues Mario Mosquera no pudo completar su periodo al mando de la ANFP, por problemas de salud. A ello, se sumó la renuncia del directorio en medio de una profunda crisis económica. “Hemos tomado esta decisión pensando en el futbol chileno porque estamos convencidos de que esta disciplina exige cambios”, dijo el vicepresidente Osvaldo Band. Finalmente terminó asumiendo Miguel Bauzá. “Era una anarquía total en varios aspectos. Pero te insisto, se abrió una puerta para nosotros”, comenta Pozo.

El diagnóstico

Para Garcés, el momento era distinto al que se vive hoy. “En esa época los representantes eran otra cosa, ellos se preocupaban mucho del jugador, de la parte personal. Hoy son dueños de clubes. Claro, están en su derecho. Todos hablan de Felicevich, de Morales, de los señores Pini. Y yo los felicito. A ellos se les dio la oportunidad de hacer negocios. Les entregaron esa posibilidad. Lo tomaron y lo asumieron”, reflexiona.

A la hora de repartir responsabilidades, el estratega es claro: “Cuando a Chile le va mal futbolísticamente, tenemos la mala costumbre de empezar a escarbar. ¿A quién culpamos? ¿De quién es la culpa? ¿A quién hay que cortarle la cabeza? Porque esa es la realidad en nuestro país. Cuando se gana, la basura se echa debajo de la alfombra. Nadie ve nada. Y cuando no, aparecen todos los dramas, los problemas. Entonces, acá es un tema de sistema, pero el sistema viene mal”.

“Como decían antes, nos fuimos a los últimos dos mundiales. Estamos a puertas de no ir al tercero. Tenemos que reconocer que no somos un país que generamos grandes figuras. No somos Argentina, Brasil, ni Uruguay, ni Colombia. No somos. De repente aparece, esporádicamente, una generación atractiva, digamos”, complementa.

Pozo, en tanto, apunta a las bases. “No sé si peor o mejor a lo que pasaba en nuestra época, pero la competencia con tanto extranjero, con esta regla Sub 21, con que los técnicos de divisiones menores ganen una miseria de plata. Que tengan que entrenar en divisiones menores temprano y después irse a otras labores. El crecimiento institucional de cada equipo, no quieran invertir en lo que el día de mañana nos puede dar, fruto futbolístico, es para llamar la atención”, sentencia.