“Hoy se sale, Gato”: el día en el que Marcelo Ríos trató de “mitómano” a Gaudio al recordar la alocada fiesta en Basilea

Marcelo Ríos durante un partido de Copa Davis.
Marcelo Ríos durante un partido de Copa Davis. Foto: Photosport

El extenista argentino se había referido hace algunos años sobre una fiesta sin límites a la que acudió junto al chileno.



La carrera de Marcelo Ríos estuvo marcada no solo por el ámbito deportivo, sino que también por lo que ha vivido fuera de la cancha, en especial por la personalidad del zurdo.

Entre todas las experiencias, declaraciones y recuerdos, hay una anécdota contada por Gastón Gaudio hablando de cómo era salir de fiesta con Ríos. Claro que en el último tiempo, el chileno desmintió la historia, señalando a Gaudio de “mitómano”.

Recordando sus relaciones con sus compañeros de actividad, el Chino reconoció que se llevaba bien “con los argentinos, los sudamericanos, los suecos son buenos, los españoles. Con el mitómano de Gaudio”.

Más adelante lanzó que “Gaudio tiene una personalidad muy extraña, un tipo extraño, pero extrañísimo”, sostuvo. Luego complementó en una de sus visitas a Podemos Hablar, de Chilevisión. “Ese hueón inventa historias… Yo no me acuerdo de haber salido con Gaudio, nunca. Hemos salido a comer y me cago de la risa, sí es muy simpático. Pero está mal, sigo diciendo que está mal, no está bien de la cabeza”, señaló.

El relato de Gaudio

La anécdota contada por Gastón Gaudio la entregó hace unos años en el programa “Perros de la Calle” de Radio Metro. Ahí, el ex campeón de Roland Garros confesó y detalló una de sus tantas salidas con la estrella nacional. “Las noches con el Chino Ríos son muy buenas diez años después, cuando las cuentas, pero la pasas como una montaña rusa: cuando llegas, dices: ‘para qué m... estoy acá, pero un poco te gusta”, adelantaba antes de relatar la salida a bailar que tuvieron en Suiza.

“Habíamos perdido, era ya casi de los últimos torneos del año, en Basilea, cuando ya estás frito de la cabeza, que ya no puedes más. Yo jugaba tipo siete de la tarde, pierdo aproximadamente en ocho minutos, 6-1 y 6-2. Vuelvo al hotel, entro al lobby y veo al Chino en las mesas del bar -ya eran como las 10 de la noche- vestido de tenis, como había terminado a las 3 de la tarde, que había perdido también. Lo veo con short, con el bolso de las raquetas, y en la mesa había 17 cervezas”, agregaba entre la incredulidad del panel.

Entre risas, Gaudio sigue el relato. “Yo llego y lo veo al Chino. Y le digo: ‘¿Pero me estás jodiendo? No subiste ni a cambiarte’. Y él me dice: ‘Hoy se sale, Gato’. Ya no se podía mantener en pie. Yo ya lo veía venir”, confesó el argentino, quien pese a aceptar la decisión admitió sentir mucha duda, porque según él no había forma de que la situación terminara bien.

“Vamos a un lugar, que era lo único que había. Un lugar muy bar, pero muy fino. Todo de vidrio, seguridad, todos inmaculados. Tres de la mañana, yo no podía más. Ya el Chino había hecho todos los escándalos que puedes hacer en un lugar, pero nunca era suficiente”, contaba Gaudio, quien terminó aceptando que en un momento dijo basta.

“A último momento, yo le digo: “Chino, ya no puedo más, me voy’. Y me dice: ‘No, no, no, espera un poco, acompáñame’. Lo sigo y se mete en el baño de mujeres, directo. No sé si se confundió, yo creo que sabía bien adónde iba (...) Yo lo veo y le digo: ‘¿Qué haces, estás loco?’. Me dice: ‘No, no, no, que por acá entró una amiga, que la quiero ver’”.

El desenlace

Tras un rato esperando que el campeón de Indian Wells saliera del baño, apareció un tercer protagonista en la historia. “A los siete minutos lo veo: un gigante agarrándolo de la colita al Chino Ríos, y lo empuja de patitas a la calle, pero tirándolo así como una basura, como en las películas”, dijo el exdeportista argentino.

“Cae y se queda mirando frente al boliche. Yo adentro y él afuera. Voy caminando, salgo, cruzo la calle y estaba el Chino tirado. Le digo: ‘¿Pero estás enfermo de la cabeza? ¿Cómo haces eso? Es obvio que te iban a echar y me dice: ‘Estos tipos no entienden nada (...) Espérame acá'. Toma carrera, va corriendo, le pega una patada y estalla el vidrio del lugar. Vuelve corriendo y dice: ‘Vamos, vamos, vamos’”, sentenció Gaudio, que agregó un punto más: “Cada vez saliendo, era eso”.

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