A ojos de un técnico, Juvenal Olmos: "Evita el juego a ras de piso, es más de pases directo. No es fácil de ejecutar, porque necesitas buenos pasadores en la línea de fondo y un gran pívot, como lo es Pinilla. Por eso ahora va a ser interesante verlo sin él".
A ojos de un arquero, Leopoldo Vallejos: "El técnico de la U ha logrado adaptar a Johnny Herrera a su estilo de ver el fútbol. Ahora está más pendiente del juego".
A ojos de un defensa, Pablo Contreras: "Hoyos ha sufrido mucho, le han hecho muchos goles. Pero eso va más en el momento que viven los jugadores".
A ojos de un volante, Marcelo Vega: "Es más mecanizado, más frío, de mucho pelotazo, de transiciones largas. La U gana por individualidades. Los arranques de Pinilla más que nada. Ese estilo mecanizado les termina jugando en contra. Años atrás, campeones o no, tenía un estilo de juego determinado: con volantes clásicos, de buen toque".
A 0jos de un PF, Marcelo Oyarzún: "Es difícil de definir físicamente. Es una propuesta mezquina, están esperando y no atacando. Es muy distinto: cuando te repliegas, tiras pelotazos y son tres jugadores los que presionan a cuando la presión es alta, presionas con diez y ahí se ve un equipo de buen físico".
A ojos de un expresidente, Carlos Tapia: "Que Hoyos se preocupe por cómo está la mamá, la polola o cualquier pariente de un jugador no es primordial. Un presidente tiene que velar por la institución. Las primeras prioridades son ver cómo el técnico hace trabajar al plantel y cómo se relaciona con la dirigencia y con la hinchada. En ese sentido, me parece que cumple".
A ojos de un agente, José Luis Carreño: "Tiene un prestigio internacional importante, viene de dirigir a Bolivia y le trajo paz a la U. Saliendo de ahí, lo veo en Argentina o en México. Si fuera su representante apuntaría a esos mercados. En Brasil creo que andaría bien porque son muy de piel. Buscan un entrenador de piel y a él lo encuentro, aparte de su trabajo, que es de piel, muy de grupo. Ésa es su gran fortaleza y eso lo agradecen los clubes, lo sé".
A ojos de un jefe de prensa, Gonzalo Escobedo: "El más difícil de todos. Tiene un discurso aprendido, que cuesta digerir cuando el medio espera otra cosa. Entonces, no sería fácil recomendarle que a veces la autocrítica sirve mucho más que la autocomplacencia. En cada palabra, Hoyos le habla a sus jugadores, al camarín. Y eso, cansa. Sacarlo de ahí es imposible, por más impopular que sea".
A ojos de un psicólogo, Benito Urra: "Claramente es un líder que está centrado en las personas. Se orienta a crear vínculos interpersonales y crear grupos. Su énfasis estuvo en subir la autoestima, en hacer comparaciones con jugadores de otros países. Claramente surtió efecto, los mismos jugadores lo reconocieron. Quizás su enfoque fue muy funcional en un momento específico, pero también tiene la limitación de que se puede agotar y los jugadores puedan requerir algo más que la buena relación y la cercanía y que esté ligado a la búsqueda de soluciones futbolísticas. Si él logra complementar su abordaje a las personas con mayor claridad de los elementos propios del fútbol puede potenciar su manejo".
A ojos de un árbitro, Rubén Selman: "Es un tipo que maneja bien el camarín, el grupo y su entorno. Es muy de piel. Se dedica al verso, al verso y al verso. Aunque ha llevado a sus jugadores a analizar en cosas extrafutbolísticas, como los arbitrajes, a justificar malos resultados. Cuando eso en realidad ocurre por ser un equipo netamente resultadista".
A ojos de un hincha, el humorista Álvaro Salas: "Con Hoyos no sé si el mérito es de él o de su plantel. No me tinca mucho, porque no le creo su discurso".