Guillermo Hoyos está a la defensiva. No quiere saber más de las críticas que se han ido incrementado durante las últimas semanas. No las entiende, ni menos las comparte. Se siente perseguido, como insinuando que existe un factor externo al equipo que no lo quiere ver triunfar.Hace más de un mes que no asiste a las reuniones de comisión fútbol, luego que sintiera que sus explicaciones no eran bien recibidas por los altos mandos. Más aún cuando, según aseguran asistentes a la cita que se celebra cada 15 días, el DT busco excusas en los lesionados o situaciones puntuales. Nunca hubo una autocrítica.
Hoyos poco a poco evidencia su paranoia. Comienza a ver enemigos dentro del CDA. Estas últimas semanas, incluso, su relación con Ronald Fuentes, gerente deportivo del club, se ha enfriado. "¿Mi relación con Ronald? Quizás, a veces, los resultados pueden alejar de las situaciones. Lo puedes interpretar de una forma, pero es algo sano. Mientras sea una relación sana y no me impida decir lo que siento, está bien. Pero es algo de persona a persona. La honestidad es no traicionar lo que uno es. Yo no me traiciono a mí mismo. Yo sigo de la misma forma, no me mueve el campeonato ni la soberbia. La relación de mi parte es honesta", lanzó el argentino. Desde el club reconocen que la relación ya no es tan intensa cómo a comienzo de torneo, pero se debe principalmente a las labores de Ronald Fuentes para armar el presupuesto de la temporada 2018.
A Hoyos poco le importa sentir el respalado de Carlos Heller, presidente de la concesionaria: "No trabajamos para eso (respaldo de Heller). Hemos trabajado para tratar de crear una idea, y un vestuario que hoy es impenetrable. Son 11 meses en los que venimos compitiendo. Hemos perdido una final, pero debes llegar ae sa final. Otros no llegan. Llegamos todos los días a las 7.30 y nos vamos a las 20.30. Quizás otros se van antes, pero ésta es nuestra forma de vivir. Estos 11 meses se los hemos dedicado al club. En años anteriores sucedían cosas que a lo mejor podían preocupar, pero hoy digo que el vestuario es impenetrable".
Asegura que no dejará el equipo. Pase lo que pase. Pero sí reconoce que hay situaciones que lo inquietan: "Me cansa la mentira, no el ambiente. Me cansa la hipocresía. No me gusta la falsedad. Por eso digo que lo combato, porque es una forma de vivir".
Para Hoyos, su principal aliado en este complicado momento es el vestuario: "¿Las críticas internas o externas? A mí lo que más me dolería que eso saliera del vestuario. Soy jugador y moriré jugador. Siempre he pensado así. El jugador es sagrado. Lo mejor que tiene este deporte es el jugador. El día que no defienda publicamenet al jugador será porque dejé de ser jugador. Y eso pasará cuando no esté en vida".
Su obsesión por justificar los errores de sus dirigidos es otro de los puntos que tiene cansada a la directiva de Azul Azul. Ayer, volvió a justificar a Jara, suspendido ante Audax y no jugará hasta 2018: "Cuando te meten el pecho y te llevan el pecho en la cara, creo que es una reacción de hombres. Yo lo hubiese hecho también y a lo mejor reacciono peor. Quizás el que no lo entienda, no es tan hombre".