El pasado miércoles la Conmebol realizó un anuncio en relación al Mundial de 2030, competencia a la que Chile postulaba en conjunto con Argentina, Uruguay y Paraguay debido al centenario de las Copas del Mundo.
Primero a través de un mensaje en Twitter y luego en una conferencia de prensa, el presidente de la Confederación Sudamericana, Alejandro Domínguez anunció que el Consejo de la FIFA había determinado que el Mundial se iba a realizar en España, Portugal y Marruecos, pero que en el marco del centenario, se jugarían tres partidos inaugurales en Sudamérica.
Claro que para el periodista argentino Cristian Grosso, editor de deportes del diario La Nación, cuestionó el tono con el que se celebró el portazo de la FIFA.
“La Conmebol se apresuró por presentar con ribetes épicos... una mala noticia. Distracción, se llama. Pese a la ampulosidad y ornamenta de Alejandro Domínguez, con Claudio Tapia como adlátere, la noticia también podría resumirse así: ‘Quedó descartada Sudamérica como sede del Mundial 2030, y a cambio recibe tres partidos como consuelo’”, comienza indicando.
“¿Por qué se anticipó Conmebol a la FIFA en el anuncio? Para darle un barniz heroico a la derrota (...). Todos, con la FIFA al frente, siempre supieron que era imposible porque la región está fuera del radar de la rentabilidad. Pero, por esta parte del planeta, los dirigentes deportivos y políticos insistieron, montados en la demagogia”, continúa.
Más adelante, Grosso da cuenta de que estos tres duelos que se jugarán en el continente no generan un gran impacto en la competencia. “Las cosas en su lugar. Cuando la FIFA tomó la palabra, después de los fuegos artificiales sudamericanos, aclaró a través de un comunicado: ‘España, Portugal y Marruecos se tomarán como sedes oficiales del campeonato mundial’. Para enfatizar el concepto de obsequio o donación al conceder que Uruguay, Argentina y Paraguay organicen un partido cada uno”.
“Si el Mundial de 2030 mantiene los 48 equipos del 2026, en total se jugarán 104 partidos. ‘Entregarles’ tres a América del Sur es menos que unas monedas de cambio. El nudo no está ahí, sino en que la Conmebol lo haya revestido de conquista, mérito o triunfo. Perdió, y es lógico que haya perdido porque el eje económico del fútbol hoy atraviesa a Medio Oriente, Europa y los Estados Unidos. Sudamérica es una orilla muy distante”, añade.
“La Conmebol jamás hubiera conseguido los votos ni la inversión para ser sede de 2030. Por eso hubiese sido más saludable la franqueza. No impostar, no vender espejitos de colores. Albergar esos juegos simbólicos es mérito de la historia sudamericana, el único fuego genuino. Esa hubiese sido la sana explicación, y el anuncio más noble”, complementa.
Luego, pone en duda la implicancia de Paraguay como sede. “Pero Domínguez escogió la narración de la gesta, y subrayó ‘el Mundial Centenario 2030 comienza donde todo se inició’. ¿Y Paraguay qué tuvo que ver con los orígenes de los mundiales, más allá de haber participado en 1930? la Albirroja se aferra a la posibilidad de volver a la Copa, algo que por la vía deportiva no pudo disfrutar en 2014, ni en 2018, ni en 2022 y arrancó mal rumbo a 2026″, cuestionó.
A continuación, se refiere al portazo a Chile. “Y si el dirigente se refería a la región… ¿Chile no formaba parte de una tetra organización? Sí, desde febrero de 2019 estaba incluida, pero Domínguez la barrió culpando a la FIFA de la decisión. Huele a circo y zafarrancho”.
Por último, concluye: “El Mundial del Centenario trozado en pedacitos certifica la muñeca de la FIFA de querer conformar a todos, siempre que nada se entrometa con sus ganancias (...). Mundial Centenario, o migajas para la historia en la espiral comercial. Ni ingenuos ni estúpidos. El pulso económico es inevitable, pero el relato mitológico se lo podrían haber ahorrado”, cerró.