"Los defensas de ahora son muy pajarones, no saben saltar ni usar el cuerpo, por mirar la pelota se les escapa el delantero y si se quedan con él, se les pierde de vista el balón…".
No le falta razón a Humberto Carlos Nelson Cruz Silva, quien nació el 8 de diciembre de 1939 en Santiago (cumplió 78 años). Medía 1,63 metros y pesaba 63 kilos. Con ese porte se las batía y les ganaba en el cabezazo a atacantes que lo superaban en casi 30 centímetros de estatura. Su notable rechazo se desarrolló en el caballito de bronce, juego de la infancia que obligaba a la agilidad y coordinación para brincar por sobre varios compañeros.
"Me lo pasaba saltando panderetas, por eso me bautizaron Chita, por la mona de Tarzán. En mis comienzos en Santiago Morning hacía la pareja de centrales con Fernando Wirth, un grandote que me mandaba a la pelea y que fue el padre del arquero Óscar. Llegar a la selección mundialista de Fernando Riera fue un triunfo para mí, porque el Tata prefería a los pailones en el centro de la defensa: Mario Torres, el flaco Jorge Luco, Luis Vera, el Tuto Enrique González, el zurdo Fernando Navarro, el Pluto Contreras, mi compadre Hugo Lepe…", recuerda.
Cruz debutó en Santiago Morning (1959 a 1962), jugó en Colo Colo (1963 a 1971; dos vueltas olímpicas), O'Higgins (1972) y Ñublense (1973). Luego de dos años de ausencia, debido a una fractura de tibia y peroné, se retiró en Ferroviarios (1976). Actuó en la Copa del Mundo Chile 1962 y fue titular en Inglaterra 1966.
Los compañeros de 1962 suelen reunirse en almuerzos y siguen jugando el Mundial. Por ejemplo, Manuel Rodríguez Araneda señala que el Pluto Contreras era más eficiente al medirse con rivales europeos: Italia, Alemania, Unión Soviética, pero que el Chita Cruz era más vivo para marcar a los brasileños: "Él no habría tenido problemas con Vavá ni Amarildo".
"Cuando vi los goles de cabeza de Brasil, supe que yo ingresaría frente a Yugoslavia. Me tocó marcar a Drazen Jerkovic y Milan Galic, delanteros de 1,90 y 1,85 m. Ellos no me daban bola porque me veían tan chiquito y los anticipé muchas veces".
Con el Pluto Carlos Contreras, su vecino del barrio Pila del Ganso, se repartieron el puesto durante una década en la selección. Tienen casi el mismo número de partidos en ella (Contreras: 21 oficiales y 23 amistosos entre 1959 y 1966; Cruz, 20 y 26 entre 1961 y 1970). "La diferencia es que él era más defensivo, aplicado para actuar en zona. Yo era más bien stopper, seguía a mi delantero donde se moviera y una vez con la pelota en mi poder jugaba, era más dúctil. Les hice goles de tiro libre al Santos de Pelé y al Ballet Azul, entre otros, y fui volante de contención en el Colo Colo campeón 1970, delante de los cabros Leonel Herrera y Rafael González, con Sergio Ramírez a mi derecha y Leonel Sánchez a mi izquierda".
La disputa aérea del Chita con los grandotes provocaba aplausos por su espectacularidad: "Los desequilibraba con la cadera, el antebrazo o el hombro, o me encaramaba en la espalda de ellos".
¿El adversario más difícil? "Pelé. Jugué contra él cinco veces. En un Colo Colo- Santos nos expulsaron antes de la media hora. Él recibió una patada muy fea del Cabezón Aravena que le provocó un corte y creyó que había sido yo. En la jugada siguiente me entró muy fuerte y me rompió el botín, ahí me enfurecí, le dije de todo y le pegué. Se armó una batahola, todos peleando, a mí me llegó un planchazo de Carlos Alberto en la espalda. Después la gente se enojó conmigo, algunos habían viajado desde Puerto Montt para ver a Pelé… Yo prefería tomarlo de la pretina del pantalón antes que pegarle patadas. Eso sucedió dos veces: en el Estadio Nacional y en el Maracaná".