Extrovertido y bromista, como la mayoría de los lanzadores. A sus 23 años Humberto Mansilla, medallista de plata en los Juegos Panamericanos y actual plusmarquista del martillo en Chile (76,87 metros, en 2018), no se sorprende con la hazaña que ayer hicieron junto a su compadre y amigo, Gabriel Kehr (22). Los temuquenses viajaron para eso. Nunca lo escondieron. Y pese a devolver la gloria del oro-plata continental al país tras 64 años de sequía, solo se confortan por un momento. Sin envidias, sin rivalidades más allá del foso, el éxito de uno es la alegría del otro.
Además, en la capital peruana buscaban la marca mínima para clasificar a Tokio 2020 (77,50 metros), pero no lo consiguieron. Y aunque fueron parte de la delegación chilena más exitosa en unos Juegos Panamericanos, es tanta la autocrítica de él y su amigo, que apenas se bajaron del podio comenzaron a planificar la forma de conseguir el ansiado cupo olímpico junto al entrenador más joven y exitoso del atletismo en estos días, Mario Saldías.
Rompieron una historia de 64 años sin esta hazaña ¿cómo lo toma?
Trabajamos muy duro para esto. Es algo que teníamos como expectativa, por todo lo que fue el entrenamiento. En general, haber hecho el un-dos es algo súper confortable y, además, hacerlo con mi mejor amigo es algo inexplicable.
Llama la atención que pese a ser rivales, ustedes son mejores amigos.
Nosostros somos amigos desde antes de entrenar lanzamientos. Somos súper buenos amigos, los mejores. Incluso soy el padrino de la hija de Gabriel. Entonces, lo que vivimos es una muy bonita amistad y rivalidad.
¿Cómo separar ambas cosas?
Dentro de la competencia somos rivales, pero fuera somos amigos. Nunca me ha costado separar las cosas. Es algo que nació solo. Es algo bonito, creo que muy pocas personas lo pueden vivir.
¿Tenían alguna apuesta para el que se llevara el oro?
No, la verdad es que veníamos a hacer el doble podio, pero no había apuestas de por medio.
Usted fue un apoyo importante en todo el proceso que vivió Gabriel para llegar hasta acá.
Sí, pero así son los amigos, lo tiramos para arriba.
¿Fue difícil?
No. Él es una persona fuerte y, además, cuando uno está seguro de que el otro no lo hizo, la consciencia también está tranquila y no afecta en nada.
¿Hubo celebración?
Hubo poca celebración, nos falta más entrenamiento. Ahí tenemos que darle porque queremos hacer cosas importantes y todavía falta para conseguirlas.
¿Está con la mente puesta en Doha o Tokio?
La verdad, para mí lo más importante son los Juegos Olímpicos.
¿Cuál es la importancia de Mario Saldías, su entrenador, en este proceso?
Mario siempre nos alienta. Es nuestro entrenador, nuestro amigo, es todo. Nos formó. Le debemos mucho.