El descenso del Estudiantes de Madrid, equipo del base chileno Ignacio Arroyo, se ha consumado. El club del nacido en Osorno ha terminado por cumplir un castigo que le venía acechando desde hace años y ya no es parte de la élite del país hispánico. Poco pudo hacer el deportista nacional por impedir la perdida de la categoría del conjunto al que llegó en 2018 a sus inferiores. Con 21 años ha tenido que vivir una experiencia dura, que también paraliza a los fanáticos del aro en España, ya que el Estudiantes siempre había jugado en la Liga ACB.
Gran parte de la campaña la vio desde el banquillo, sin opciones de jugar ni demostrar el talento que lo tiene como uno de los mejores basquetbolistas del país. Recién cuando los números parecían liquidar matemáticamente al conjunto madrileño, Arroyo comenzó a jugar. Lo intentó, pero no se dio. Algo que los jugadores importantes valoran. Edgar Vicedo, capitán del Estudiantes, escribió un mensaje que felicitaba a los jóvenes que tuvieron que afrontar la situación, “aplaudir el compromiso de los chavales dejándose la vida día a día para en momentos como este demostrar que están preparados para dar el salto. Estoy orgulloso de lo que han hecho, siempre al pie del cañón, y tenemos que valorarlo muchísimo”.
El descenso se ha confirmado tras la victoria del Bilbao Basket ante el Joventut por 94-73, resultado que los dejaba matemáticamente en el penúltimo lugar de la tabla con un saldo de nueve victorias y 27 derrotas. Temporada para el olvido, donde han tenido que adaptarse a casos positivos (principalmente en el tramo final del torneo) y a un cambio de técnico en febrero.
Con esto el Estudiantes deja la división de honor tras 64 años. Eran, junto al Real Madrid y el Joventut de Barcelona, los únicos equipos que nunca habían perdido la categoría en la Liga ACB. Desde la próxima temporada jugarán en la LEB Oro.
Varios años asechados por el descenso
La perdida de categoría por parte del Estudiantes no es un hecho aislado. Ya eran varios años coqueteando por el descenso para el equipo de Arroyo, incluso mucho antes de su llegada. En 2012 tuvieron el primer aviso, estando por más de un mes descendidos, algo que finalmente no llegaría a concretarse luego de que Iberostar Canarias, que había conseguido el ascenso desde la LEB Oro, no logró pagar la inscripción.
Nuevamente las oficinas los salvaron en 2016, cuando la falta de recursos de sus rivales por el descenso , permitieran salvarse al Estudiantes. En 2019 logró mantenerse en Primera tras superar en una victoria a los equipos que quedaron relegados. En 2020 iban últimos al momento en que se suspendió la competencia producto de la pandemia.
Ahora todo termina por concretarse, un golpe duro, pero que de seguro fortalecerá la presencia del base en el equipo madrileño. Con contrato hasta 2023, el chileno de seguro será uno de los estandartes del equipo que busque volver a la élite española.