El imperio de un trotskista
Ex militante revolucionario, productor y empresario. Barcelonés, catalanista, comunista y multimillonario. Jaume Roures, el capo de los derechos del fútbol.
Cuesta esfuerzo hablar de derechos de fútbol en televisión sin citar el nombre de su grupo, el más importante conglomerado audiovisual español, con presencia en 20 países y cuatro continentes. Pero más esfuerzo aún cuesta hablar de Mediapro sin reparar en la compleja y controvertida figura, extravagante por momentos, de Jaume Roures Llop, su fundador, máximo accionista y presidente.
Un periodista, empresario y productor cinematográfico nacido hace 67 años en Barcelona, militante activo de la Liga Comunista Revolucionaria en sus años de juventud y sindicado como colaboracionista en la ciudad condal de la banda terrorista ETA. Un hombre que jamás ha titubeado al definirse a sí mismo como "trotskista, catalanista y de izquierda", pero que desde la fundación del Grupo Mediapro en 1994 (y especialmente tras unos últimos años marcados a nivel corporativo por una política expansionista y de cuentas alegres) ha pasado a convertirse en una de las personalidades españolas más influyentes, poderosas y acaudaladas del momento. Il Capo Di Tutti de la grilla audiovisual deportiva, pero no sólo eso. Una especie de Rupert Murdoch a la española, o más bien a la catalana, pues sus vínculos con el procés y el movimiento secesionista catalán (al que siempre se ha declarado afín) son tan díficiles de cuantificar como de extremadamente fáciles de comprender.
Amante empedernido del balompié, claro, pero también del cine y la política, los tentáculos de su empresa en el panorama audiovisual mundial no dejan de multiplicarse. Ni de reportarle millonarios réditos.
Roures se inició en el mundo de los medios de comunicación en la televisión pública catalana, TV3, tomando desde el principio posición y partido. Allí se desenvolvió profesionalmente entre 1984 y 1991, dos años antes de la creación de su monstruo multinacional, que precisó, sin embargo, de más de dos décadas de desarrollo y diversificación para convertirse en la gallina de los huevos de oro que parece ser hoy en día.
Tras el ascenso al poder en España del socialista José Luis Rodríguez Zapatero, en 2004, Roures encontró el escenario y el campo de cultivo perfectos para comenzar a construir su imperio. Fundó el diario Público, en 2007, probablemente el único periódico de tiraje nacional con una línea ideológica marcadamente izquierdista, y tras la disolución de la edición impresa de éste, en 2012 (el año de la salida del poder de Zapatero), decidió concentrar todos sus esfuerzos en el mundo audiovisual.
La producción de contenidos para cine y televisión le dio el primer impulso. Y la gestión de los derechos televisivos del deporte, fundamentalmente del fútbol, hizo el resto. La adquisición de los privilegios de explotación de la liga española o de la Champions League (por citar tan solo dos de sus principales fuentes de ingresos) cimentaron su expansión definitiva, de la mano, claro, de un socio estratégico de dimensiones igualmente siderales, Bein Sports, filial del grupo catarí Al Jazeera.
El explosivo cóctel (el de la suma de los derechos de transmisión del fútbol y los petrodólares) convierten hoy a Roures en un auténtico cacique de los medios. Un trotskista independentista, expansionista y multimillonario. Casi un oxímoron.
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