Improvisación, audacia y cambios de posición: las claves tácticas del primer título de Poyet en la UC
A diferencia de Ariel Holan, el nuevo técnico de Católica no le tiene miedo a variar. Con tres modificaciones cuando el equipo caía 0-2 ante Colo Colo, dio vuelta un resultado en apenas 30 minutos: mostró buen fútbol, intensidad, solidez defensiva y eficacia en la definición. Incluso, sin haberlo planeado, ubicó al volante Juan Leiva como lateral izquierdo. En apenas 10 días de trabajo, sus aciertos ya le dan un nuevo sello al tricampeón.
“¡Qué cambios metió, qué cambios metió! Es toda de él, toda de él. ¡Ahora sí que no juego más, cabros!”, gritaba Alfonso Parot, mientras enfocaba con su celular al técnico Gustavo Poyet, quien, a tres metros, observaba muy tranquilo cómo sus jugadores festejaban el título de la Supercopa, tras golear 4-2 a Colo Colo, en el Estadio Nacional.
El defensa de Universidad Católica transmitió en directo la celebración, a través de su cuenta de Instagram. “Cabros, ahora sí que no juego más”, reiteraba a viva voz, medio en serio medio en broma, provocando las carcajadas de sus compañeros, en la cancha de Ñuñoa. Más allá de eso, el Poncho reconocía el mérito del entrenador en la victoria cruzada, aunque aquello también implicara aceptar que su salida era lo correcto.
Y quién no podría darle la razón al uruguayo, si con sus cambios dio vuelta totalmente el rumbo de la final. El tricampeón del fútbol chileno caía por 0-2 ante el Cacique. Y aunque el trámite había sido parejo, los albos se habían visto levemente mejores que la UC, sobre todo, en lo físico, la dinámica y la elaboración.
El gol de Leonardo Gil (52′) obligó tempranamente al charrúa a meterle mano al equipo, a empoderarse de una banca que venía precedida de éxitos y copas. A darle su sello a un conjunto bien armado, pero que hasta ese momento se veía estático, con pocas ideas y algo exhausto por la dureza de una pretemporada que apenas comienza.
Poyet introdujo de un plumazo a Raimundo Rebolledo, Diego Valencia y Marcelino Núñez. Todos jugadores jóvenes formados en la precordillera. Sin embargo, sorprendió. Y muchísimo, porque sacó a José Pedro Fuenzalida, capitán y estandarte; al propio Parot, que estuvo muy lento, dejando sin lateral izquierdo a la zaga; y a Gastón Lezcano, especialista por la banda, a diferencia del Pollo Valencia, que es nueve de área.
Seguramente, la mayor parte de los hinchas de la franja quedó estupefacta, sobre todo, cuando Juan Leiva, uno de los mejores volantes centrales del torneo anterior, se ubicó como lateral izquierdo, tal como alguna vez lo hiciera Marcelo Bielsa con Arturo Vidal. Impensado, por decir lo menos.
Quizás muchos creyeron, también, que esas modificaciones se debían al poco conocimiento de un DT que hace solo 10 días empezó a trabajar con sus jugadores, en la cancha. Al final, era todo lo contrario, porque el uruguayo echó mano a su vasta experiencia en las principales ligas europeas y, con una gran lectura de lo que necesitaba su equipo, le dio un vuelco fenomenal al partido. Una remontada que incluyó momentos de muy buen fútbol, aspecto destacable, sobre todo, si se considera que el de ayer era el primer apretón de la Católica tras regresar de vacaciones.
Con Marcelino muy enchufado y movedizo, la UC se apoderó del mediocampo. Los estudiantiles aprovecharon que Gil se preocupaba menos de la marca que Williams Alarcón, de buena labor en el primer tiempo. Aquella disposición le dio mucha libertad a Luciano Aued, quien, despreocupado, se transformó prácticamente en un 10.
Un acierto total, porque Luli habilitó a Fernando Zampedri para el primer gol y luego a Núñez para el tercero, en una jugada magistral. El volante argentino volvió a brillar y a mostrar su mejor versión, esa que se perdió por momentos en los últimos meses de Ariel Holan.
Valencia se recargó hacia la izquierda como muchas veces lo hizo con el anterior DT. ¿La diferencia? Esta vez lo hizo más retrasado, con más libertad, sin la obligación de estar pegado a la banda o corriendo constantemente. Otro tiro al blanco, porque el Pollo metió un centro preciso para que la figura de la tarde, Gonzalo Tapia, conectara de cabeza y pusiera la paridad a los 66′. Un desafío a la lógica, porque en los papeles la situación debía ser al revés.
El delantero, criticado por momentos durante la temporada anterior, hizo una muy buena sociedad con Aued. Un detalle que puede pasar inadvertido, pero que es relevante: es Valencia quien cabecea un tiro libre que provoca el córner del que surge el descuento cruzado. “Había hablado con Valencia, sabía que podía jugar por fuera”, admitió luego el DT.
Y también lo hizo con Leiva, el improvisado lateral izquierdo que ocupó el lugar de Parot. Al respecto, el exvolante de Unión La Calera cumplió a cabalidad en esa zona, pese a que en un principio la modificación parecía una locura. Otro punto para Poyet.
El mismo entrenador charrúa confesaba que improvisó aquella variante en el descanso. “Una anécdota. Le pregunté a Leiva, en el entretiempo, si podía jugar de lateral izquierdo. Sabía que ahí podíamos tener un problema al final, con el desgaste, en el uno contra uno de Parot con Solari. Había una posibilidad de que tuviera que cambiarlo a los 70 minutos. Al preguntarle, Leiva me dice ‘no, no jugué nunca ahí, pero profe, lo que quiera’. Bueno, hay que tomar decisiones. Es el único momento donde puedes hacer algo. Después juegan los jugadores”, reveló a TNT, con una sonrisa que reflejaba su satisfacción interior.
Al igual que Poyet, Leiva también sorprendió. El volante cumplió a cabalidad de lateral. Increíblemente, se vio mucho mejor que Parot frenando a Solari. Y cuando tuvo que salir desde atrás con la pelota dominada lo hizo muy bien, incluso mejor que partiendo desde el medio.
Rebolledo continuó en el alto nivel con el que terminó el certamen pasado. El progreso de Catuto ha sido asombroso y le dio mucha más seguridad defensiva a la banda derecha de la UC, ya que Fuenzalida no parecía estar plenamente cómodo, quizás por la molestia en el tobillo izquierdo que hoy lo marginó del amistoso de la Roja ante Bolivia, el viernes.
El lateral derecho, que se quedó con la jineta tras la salida del Chapa, pasó de ser una discutible alternativa, con Beñat San José, en 2018, a ser una pieza fundamental del equipo. Y en los 40 minutos que estuvo ayer en cancha lo demostró con creces, sobre todo, cuando se recargó por esa zona el grueso del ataque albo, con Martín Rodríguez y Juan Carlos Gaete. Sin embargo, él estuvo impasable.
“Hay que destacar cómo leyó el partido el profe. Con el 0-2 metió algunos cambios que parecían sorpresivos desde afuera, pero que claramente le funcionaron. Eso es un gran mérito, porque lleva 10 días entrenando. Por supuesto que ha estudiado al equipo completo, pero es un gran mérito haber manejado al equipo en una situación tan adversa metiendo cambios y dando vuelta un resultado”, valoró Juan Tagle, presidente de Cruzados.
Poyet ya lo ha dicho. No le interesa la posesión por posesión. Quiere solidez defensiva, intensidad, atacar y ganar. Si hay que hacerlo en cuatro toques, así se hará. Y eso se vio en la última media hora. Católica fue un equipo intenso, rápido, agresivo, claro en la elaboración, letal en la definición y que no abusó de los centros o el juego por las bandas. El tricampeón aprovechó mucho el centro del campo. Si Holan hacía pocos cambios, Poyet es todo lo contrario. No le teme a variar ni le asusta improvisar.
El uruguayo tiene una explicación lógica y normal para la poca dinámica que mostró la UC en los primeros minutos. “Hubo un período en el primer tiempo que nos costó, costó un poquito encontrar el juego, estábamos un poquito estáticos, más preocupados de mantener la posición en la cancha para mantener la posesión, como que demasiado duros. Después nos soltamos un poquito y empezamos a agarrar a la pelota”, analizó el adiestrador.
En apenas 10 días de trabajo y en su primer partido como técnico de la UC, en una final ante Colo Colo, que perdía 0-2 hasta los 62′, Poyet le ganó el duelo táctico a Gustavo Quinteros y mostró una audacia pocas veces vista en el fútbol local. Con el poco conocimiento que se podía tener de un plantel en tan poco tiempo de trabajo, el uruguayo hizo mucho. Mostró osadía, buena lectura del partido, atrevimiento y pinceladas del sello que pretende imponer en San Carlos de Apoquindo. Toda de él, tal como dijo Alfonso Parot.
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