Este sábado, San Lorenzo de Almagro le rindió un sentido homenaje al Papa Francisco, el mismo día del funeral del Santo Padre, aprovechando que jugó como local ante Rosario Central, por el campeonato argentino. Pese al sismo institucional que ha sacudido al elenco de Boedo, por la denuncia que recayó en contra del presidente Marcelo Moretti, acusado de recibir coimas, se dio la instancia para recordar a Jorge Mario Bergoglio, el hincha más reconocido del club en el mundo.

Los reconocimientos a su figura se manifestaron de diversas maneras. Por ejemplo, la hinchada de los cuervos desplegó en un sector del Nuevo Gasómetro un gran lienzo con la imagen del fallecido Sumo Pontífice junto a la insignia de San Lorenzo, con el concepto “Francisco eterno”. También se leía “Hagan lío... y que gane San Lorenzo”, en referencia a antiguas alocuciones del Papa.

Además, los jugadores del Ciclón jugaron con una camiseta que llevaba un parche en el pecho con el rostro de Bergoglio, que adjunto la frase “Juntos por la eternidad”.

También se percibió en el recinto deportivo la presencia de banderas del Vaticano, con sus colores amarillo y blanco, que se entremezclaban con el azul y rojo, los tonos institucionales del equipo de Boedo. Al conocerse del fanatismo de Francisco por San Lorenzo, una serie de medios periodísticos internacionales se acreditaron para cubrir el partido contra Central.

No fue lo único. El estadio del Ciclón tuvo la presencia de una estatua con la figura del Papa argentino, reflejado en la escultura con su vestimenta tradicional, de color blanco, pero con un detalle en el cuello: una bufanda de San Lorenzo. Además, también era parte del paisaje un cuadro en su honor, donde está la imagen de Bergoglio y la hinchada de su amado equipo de fútbol, a quien recibió en 2014 en el Vaticano, tras ser campeón de la Copa Libertadores por primera vez.

En lo deportivo, el equipo de Miguel Ángel Russo perdió agónicamente por 1-0 con Rosario Central, que comanda Ariel Holan. El episodio lamentable de la jornada fue que, inmediatamente después del gol de Enzo Copetti, desde el sector de la barra azulgrana fue lanzada hacia la cancha una bomba de estruendo, que cayó en la zona donde los Canallas estaban celebrando.