Ya se le puede poner apellido a Rusia 2018: El Mundial de las sorpresas. O de los fracasos, según el ángulo por donde se mire. Argentina, Brasil y Alemania comandan el grupo de las decepciones, que ayer estuvo a punto de sumar otra selección estelar. Porque en el último minuto, casi rogando por un milagro, Inglaterra logró vencer a la débil Túnez por 2-1, en la primera fecha del Grupo G.
Y si de milagros de trata, el de los británicos fue Harry Kane, autor de las dos conquistas de su escuadra. Ambas gracias a dos tiros de esquina en los que mostró todo su instinto goleador, aprovechando un rebote, como en el primero (11'), o un pivoteo, en el de la victoria (90+1').
No fue un buen partido de la selección inglesa. Y eso que hasta la apertura de la cuenta parecía una tromba encaminada a la goleada. La defensa de Túnez, muy nerviosa y desaplicada, daba todos los espacios para que Sterling, Kane y Lingard se metieran llegaran sin problemas hasta las barbas del portero Ben Mustaph, único culpable de que se mantuviera el cero.
Todo se derrumbaba con el tanto de Kane y la lesión de quien hasta ahí era el héroe. Con esos dos golpes, la historia ya parecía escrita. Lo increíble, sin embargo, es que el gol le hizo mal a Inglaterra. Hubo como un relajo, que poco se notaba al lado de las limitaciones tunecinas. A los 35', sin embargo, llegó la gran sorpresa debido al tonto penal de Walker sobre Ben Youseff, que Sassi convirtió en el 1-1.
Llegaron los nervios. El cuadro de los tres leones se fue con todo en busca del triunfo, pero no encontraba la forma. Hasta que un córner en la agonía le cayó en la cabeza al número 9 británico, la gran figura de la cancha y gestor del primer triunfo de su selección en Rusia de 2018, que sigue siendo el de las sorpresas, aunque sin Inglaterra entre los apuntados.