Inverosímil por cuatro

La atajada de Dituro
Pablo Aranguiz remata en el clásico universitario, pero el portero Dituro contiene el remate.

La atajada de Dituro como salvavidas de un clásico universitario devaluado... Rueda y su salida al ralentí de la Roja... Mosa y su millonario bono para premiar al plantel si Colo Colo se queda en Primera... la llamada a la selección de balonmano del jubilado Oneto... Una semana que parece mentira, difícil de creer.



El clásico universitario quedó reducido a una atajada inverosímil. El esperado partido de máxima rivalidad (no se jugó cuando correspondía por un inverosímil capricho de calendario de la Conmebol, todavía no justificado) se recordará, y si acaso, por esa intervención prodigiosa de Dituro en un remate a placer de Pablo Aránguiz. No hubo mucho más que paladear, como ya ocurriera días antes en el Católica-Colo Colo. Cero goles, más iniciativa de parte del bicampeón (se ha atascado) que en esta U catenaccizada (hasta consigue apagar a Montillo), pocas ideas y demasiados bostezos. Los grandes partidos del torneo nacional devenidos en sesiones de aburrimiento. Decepcionante (o quizás la UC nos había malacostumbrado). Parece mentira.

Inverosímil lo que sucede también en la ANFP con la salida al ralentí de Reinaldo Rueda. Pablo Milad aún desconoce qué pasa con su todavía empleado. Mientras oficializaba en conversación con La Tercera la llegada del súper director deportivo Francis Cagigao, de pronto se acordó de que no sabía nada de su DT: “tengo que preguntarle en qué está lo suyo”. Y lo suyo son las conversaciones autorizadas para negociar su fichaje por Colombia. Como final de una relación laboral está resultando surrealista, raro, delirante. Y eso si el culebrón acaba en fuga, claro, que los guionistas se frotan las manos con que Rueda se tuviera que volver a Chile después de haber mostrado tanto interés en abandonarlo y la ANFP se lo tuviera que quedar después de gritar que está como loco porque se vaya. De no creer.

Como inverosímil es la ocurrencia con la que Aníbal Mosa agitó esta semana al colocolismo: el millonario bono con el que pretende premiar al plantel si escapa del descenso. Una fórmula antigua que indignó a los históricos y a los hinchas. Un contrasentido con un equipo que lleva discutiendo por dinero todo el año, que de hecho se fracturó precisamente por eso en una crisis intestina que posiblemente explica su posición en la tabla. Un regalo del mismo tamaño que si el eterno campeón peleara por ese título que figuraba en sus objetivos iniciales, en su esencia misma. El presidente quiere llevar su promesa al directorio para que ByN pague parte de la cuenta (el resto, patrocinadores), pero la suma de los votos no le salen. Otro enredo fruto de la desesperación que le va a hacer quedar mal con unos o con otros pase lo que pase.

Al menos, Mosa no ha pensado en convocar a Carlos Caszely o a Marcelo Barticciotto para que vuelvan al primer equipo. De momento no acude para la cancha a deportistas retirados. Como sí ha hecho, y por tercera vez, Mateo Garralda, el seleccionador de balonmano, al incluir en la nómina del Mundial al legendario Marco Oneto, aún 38 años, pero que lleva casi tres jubilado, fuera del profesionalismo, sin equipo. Una nominación reincidente, rara, difícil de creer, sin precedentes en el mundo del deporte. Inverosímil, aunque el término acuñado en este diario para describirla escociera al jugador y encolerizara al presidente de la federación chilena, Juan Pablo Montes. Les parece impropio y ofensivo que citar para un Mundial a un jugador que lleva tres años retirado, algo tan normal y lógico, sea titulado de inverosímil. Lo cual, convengamos, resulta mucho más inverosímil.

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