Iquique tiene serios problemas. El equipo del norte no logra despertar en el actual torneo y, este domingo, reprobó un nuevo examen al caer 1-3 ante la Universidad de Concepción en el norte. Los de Miguel Riffo (que suma tres partidos dirigidos y aún no gana) evidenciaron muchas falencias e hicieron poco para lograr cambiar su suerte.

Los errores en el fondo se sucedieron, dando luces de la falta de forma y de confianza de los Dragones Celestes, y la buena asociación entre Droguett, Manríquez y Pineda se hizo difícil de controlar. Los sureños empezaron el partido en ventaja gracias a un gol de Benítez (13'), que ingresó en solitario por la banda izquierda luego de un rápido contragolpe, después de una absurda pérdida de posesión de Zenteno sobre la mitad de la cancha.

Este año a los iquiqueños les cuesta todo. No tienen profundidad, no explotan las bandas y tienen serias deficiencias para encontrarse entre compañeros a través de un simple pase. Lo de los celestes se asemeja más bien a un caos con algunos dignos intentos individuales. En cualquier caso insuficiente.

El Campanil, que también tiene poco, logró desdibujar a los dueños de casa que, a medida que avanzaba el reloj, dejaban ver cada vez más su frustración. Por si fuera poco, sobre el final del primer tiempo, malograron al menos tres ocasiones claras para igualar la cuenta, que llegó finalmente en los descuentos de aquel primer lapso, gracias a una media volea de Torres, que aprovechó las licencias defensivas de los del Biobío. A esa altura, eso sí, los de Riffo ya actuaban con uno menos por la expulsión de Blázquez (35').

El complemento se presentaba como una buena oportunidad, sobre todo después de igualar sin jugar bien. Pero casi como una muestra del destino o una confirmación del mal presente, a los 48' nuevamente quedaron en desventaja, después del autogol de Hernán Lopes, que ingresó justamente tras la expulsión, aunque de manera inentendible por Michael Ríos, hasta ahí acaso el único que aportaba un toque de nivel profesional al juego de su escuadra.

Y pese a que la moral de los anfitriones cayó notoriamente después del desafortunado gol en contra, la visita tampoco hizo demasiado para aprovechar el mal nivel de su adversario y el hombre de más en cancha. Por el contrario, retrocedieron y le cedieron la iniciativa al rival, lo que propició el escenario perfecto para que los nortinos siguieran evidenciando sus ripios, sobre todo frente al arco rival, con evidentes dificultades para generar peligro real.

Los de Francisco Bozán no se desesperaron y adormecieron las acciones. Haciendo circular la pelota, el local apenas podía correr detrás de sus rivales, generando la manifestación de sus hinchas, que ya pierden la paciencia.

El paraguayo Riveros sentenció el encuentro a los 77' en favor de los de la Octava Región, y encumbró a su equipo hasta los 11 puntos, que les vale para acercarse tímidamente a la parte alta. Iquique, en tanto, sigue sumido en la desazón y es incapaz de despertar en el actual campeonato, donde sigue exhibiendo un paupérrimo nivel colectivo e individual. Se mantienen como absolutos colistas, con apenas cuatro puntos. Y Riffo tiene un trabajo enorme y profundo por delante si quiere cambiar la deslavada imagen de su elenco.