El fútbol tiene esas cosas impredecibles que lo hacen más hermoso. Italia y España respondieron a las expectativas y protagonizaron uno de los mejores partidos de la Eurocopa. Tras el empate 1-1, la Azzurra logró el pase a la final en los penales. La Nazionale va por su segundo título en el torneo después de lograrlo sólo en el ’68.
Aunque la Azzurra era favorita en apuestas, la disposición táctica de los hispanos sorprendió a los dirigidos de Roberto Mancini. España fue amplia protagonista en el primer tiempo, con un juego asociado y mucho.
Un dibujo donde Pedri, Busquets y Koke dejaron sin conexión al mediocampo del tetracampeón del mundo. La presencia de Dani Olmo como falso 9 hizo que los zagueros azules perdieran la referencia.
El mismo jugador de Leipzig tuvo al menos dos opciones, la más clara a los 25 minutos, cuando el meta de la Nazionale tapó de manera perfecta el tiro de otro de los productos de la prodigiosa Masía.
En ese escenario, el cuadro italiano corrió toda la primera detrás de la pelota, mientras el rival llegó al menos en tres ocasiones al área del meta Gianluigi Donnarumma que se pasó mucho peligro cada vez que trató de salir jugando con los pies.
Pero el cuadro de Mancio apostaba al error. Con un juego directo y sin mucho toque en el medio. En la última de la primera parte, el lateral izquierdo Emerson, el mismo que debió reemplazar a Leonardo Spinazzola, remató su tiro en el ángulo, cuando enfrentó al meta Unai Simón.
Ida y vuelta
Tras el descanso comenzó el verdadero partido. Se acabaron las especulaciones y terminó el round de estudio. Ambos rivales se dieron cuenta que podían instalarse en la final y se prodigaron las opciones de marcar.
Busquets remató por poco sobre el arco italiano, a los 52 minutos. Pero en la jugada siguiente Federico Chiesa avisó al otro lado con un tiro rasante. Sin pausas y con plena intensidad. Oyarzábal la mandó a las manos de Donnarumma hasta que los azules abrieron el marcador.
Era el cuarto de hora del complementario. La rápida salida del meta azzurro terminó en los pies de Lorenzo Insigne. El napolitano esperó la corrida de Ciro Immobile, cuando la defensa de España rechazó el balón a medias. Chiesa, el puntero de la Juventus, tomó el regalo, enganchó hacia adentro y metió el derechazo al segundo palo de Unai Simón.
Entonces, Luis Enrique debió mover las piezas. El ingreso de Álvaro Morata y Gerard Moreno pretendieron entregar mayor volumen ofensivo a la Furia Roja. La fórmula dio resultado, porque el mismo Morata igualó las cifras, a diez del final, tras un gran pase de Dani Olmo.
El 1-1 imperó hasta el final del tiempo reglamentario y todo quedó supeditado a lo que ocurriera en la prórroga, la tercera de los hispanos en el torneo y la segunda de la Azzurra.
En el suplementario, Italia sintió más el gasto del encuentro, tras correr todo el duelo detrás de la pelota, en su mayoría posesión de los españoles. Y fueron estos últimos los que se vieron más enteros.
A los 98′, Morata y Olmo se perdieron el gol, tras una serie de rebotes en el área azzurra. Cinco minutos más tarde, Llorente tampoco se decidió a rematar en el momento preciso.
De esa manera, ambas selecciones se fueron a la definición por penales. Ahí los italianos fueron más efectivos. Tras el fallo de Dani Olmo y la contención de Donnarumma en el disparo de Morata, Italia va por su cuarta final de la historia y espera al ganador de Inglaterra y Dinamarca.