Fue un día histórico para el golf. De eso, no hay dudas. Un torneo grande y con tradición, gran competencia entre los mejores del mundo y condiciones meteorológicas que mantuvieron hasta el final la incertidumbre. La función acabó y Francesco Molinari se alzó como el mejor, con un juego sólido y libre de errores. Con esto, el turinés de 35 años registró su primer triunfo en un major. También anota la primera victoria italiana en esta clase de torneos. Por si fuera poco, ayer volvió a rugir uno de los más grandes de la historia: Tiger Woods. El gigante despertó de una larga siesta y demostró que puede volver a competir al mejor nivel. Quizás, el Abierto Británico sea recordado por esto último. Solo la historia podrá responder la interrogante.
La jornada del sábado había terminado con la punta compartida y la competencia al rojo vivo. El joven Jordan Spieth había finalizado en la primera posición con -9 (junto a Xander Schauffele y Kevin Kisner) y se aprestaba para defender el título. El viento excesivo y la impecable actuación de Molinari opacaron las chances de los entonces punteros. El italiano terminó con -8 y en las últimas dos jornadas no realizó ningún bogey y acumuló ocho birdies. La solidez triunfó y los nervios de acero se hicieron evidentes. Impecable. Imperturbable.
Molinari se aprestaba a jugar el último hoyo. Era puntero con -7 y no se había equivocado en toda la jornada. Si no golpeaba sobre el par, probablemente se iba a calzar la corona en Carnoustie, frente a 172.000 espectadores. Su cara denotaba tranquilidad, parecía no importarle que nunca se había consagrado en un grande. No le pesó la presión y finalizó su participación con broche de oro: birdie en el hoyo 18. El italiano sonrió y agitó efusivamente su puño derecho. Sabía que estaba a las puertas de lograr algo histórico, pero no celebró ya que Schauffele aún lo podía alcanzar. Finalmente nada le arruinó la gloria.
"Fue un buen torneo. Jugué sin hacer ningún bogey los últimos dos días. Ayer también lo fue y hacer seis bajo el par fue lo que me puso en carrera. Los segundos nueve hoyos de hoy pasaron muchas cosas por mi mente, pero mantuve mis emociones y logré llegar bien al final", dijo después un emocionado Molinari.
Antes de la coronación, el italiano debió dar caza a un viejo conocido. Hacia la mitad de la jornada el lider en solitario era Tiger Woods. Se anotó con un birdie en el cuatro y lo repitió en el seis, tal cual como lo había hecho el sábado en su día de gloria. Spieth registraba un bogey en el hoyo cinco y un doble bogey en el seis. A estos positivos resultados se sumaba un Woods seguro, con golpes mágicos y tranquilo. El público le celebraba efusívamente cada golpe y lo animaban con el típico: "¡Go Tiger!". Fue un viaje a esos tiempos lejanos donde era una bestia. Fue el despertar de un gigante que durmió mucho tiempo en las pesadillas de las lesiones, lo extra deportivo y las adicciones. Contra todos los pronósticos, El Tigre volvía rugir e ilusionaba con conquistar su major número 15.
¡Oh, mi Dios!
Todo era mágico para Woods hasta que llegó el maldito hoyo once. "¡Oh mi dios!", gritó el ex número uno con evidente fastidio tras un horrible golpe que llegó al público. Luego falló un globo en el rough y un putt, cosechando un doble bogey que mermó lentamente las ilusiones. En el doce llegó otro baldazo y graficó con otro bogey que lo dejó lejos de los líderes, con -4 en la tarjeta. Quizás, diez años atrás El Tigre no perdonaba. Ahora es otro el momento y el contexto.El que no dio tregua fue Molinari.
Woods terminó su actuación y fue ovacionado. Luego le abrazaron sus hijos. El ex número uno registró su mejor actuación en un major desde el Open 2013.
"Les dije a mis hijos que lo intenté. Espero que estén orgullosos de su padre por intentarlo tanto. Saben lo mucho que significa para mí. He ganado muchos torneos en mi carrera, pero ellos no se acuerdan de ninguno. Lo único que han visto es mi esfuerzo y mi dolor", dijo Woods.
Y agregó: "No es fácil ganar un major y hay que tener un poco de suerte. Las canchas como estas tienen condiciones difíciles. Molinari jugó extraordinariamente bien. Fue muy parejo". El campeón también tuvo palabras para el ex número uno: "Jugar contra Tiger es otro desafío, debido al público, pero me sentía muy bien".
"Me sentí como en los viejos tiempos",cerró Woods. Por el bien del golf y la magia, que así sea.