El mediofondista Iván López (30) viene de cumplir cuatro años de castigo por dopaje. Cambió la pista por las calles de La Pintana, donde realiza ollas comunes o entrega cajas de alimento. Una forma de redención.
¿Cómo fueron estos cuatro años?
Se hizo un poco larga la espera, pero me ayudó a aprender de la vida. Ahora le doy importancia a mi familia, mis amigos y la gente de La Pintana. Pienso en todo lo que uno deja de lado por el alto rendimiento. Retomé una parte que abandoné por ser atleta, comencé de cero y me rehíce como persona.
¿A qué se enfrentó cuando marcó positivo?
A quedar sin nada. Sin viajes, sin concentraciones, sin auspiciadores, sin un recinto con la infraestructura adecuada para entrenar. Se me cerraron muchas puertas, pero se me abrieron ventanas. La Municipalidad de La Pintana no me dejó solo, estuvo conmigo desde el primer día de la sanción.Y he respondido bien. Conseguimos establecer una escuela de atletismo.
¿Fue duro volver a empezar?
Sí, pero mi familia fue mi soporte. Me fortaleció y me sostuvo. La gente de la Pintana me abrió las puertas para enseñar atletismo y también fútbol. Otra cosa que postergué por el atletismo fue jugar al fútbol en un equipo de barrio.
¿Siguió viéndose con la gente del deporte?
Si bien dejé de verme con mucha, siempre tuve un núcleo cercano. Cuando pasé el duelo por mi castigo, volví a juntarme con esos amigos del alto rendimiento y hasta el día de hoy están.
¿Aún justifica haberse dopado?
No, ya no pienso así. Mis ideas están enfocadas en seguir en el alto rendimiento, pero desde el estallido social estoy con mis prioridades puestas en lo social. El tema del doping lo doy por superado, ahora pienso en poder salir adelante.
Se puede y me lo pregunto todos los días. Me equivoqué, pero puedo cambiar, aprender y mejorar. Quiero que la gente vea ese aprendizaje
¿Se retira del alto rendimiento?
No, no. El atletismo me ha acompañado toda la vida. Pensar en dejarlo es súper improbable. Nunca lo dejaré. Pero estar pensando ahora en marcas, Juegos Olímpicos o medallas me parece egoísta. Prefiero estar pensando en cómo ayudar a mi gente. Cuando pase esta pandemia, me sentaré a analizar el futuro.
¿Cómo funcionan las redes de dopaje en Chile?
Es que el deporte en Chile está en pañales. Si nos comparamos a otros países, no somos nada. Entonces, hablar de redes de dopaje es demasiado, porque los deportistas en Chile están prácticamente solos. Es cierto, hay dopaje y está pasando, pero desde la educación y la formación se podría acabar. El sistema deportivo chileno es el perverso, porque no colabora con los deportistas, salvo que estén en el éxito. Y todas las instituciones son también responsables. Nadie debe quedar afuera del deporte, pero en Chile no pasa eso. Ni siquiera sabemos a qué apuntamos.
Y de sancionado por dopaje a unirse al partido socialista.
No sé qué tan distinta es la política al alto rendimiento. Siempre he dado mi opinión, me he puesto en el lugar del que lo pasa mal, y ya siendo deportista veía esto como una opción, aunque lejana. Pero trabajando en la Municipalidad me comencé a cuestionar qué podía hacer para mejorar la sociedad. Conocía mucha gente de izquierda, así que me uní. Siempre he sido muy disciplinado y estando ahora en esto, incursionando en la política, lo seguiré haciendo. Y lo mejor es que la gente se entera por hechos, no por un discurso, de quién soy y qué estoy haciendo, más allá de que soy un deportista y medallista.
Quedé sin nada. Sin viajes, concentraciones, auspicios. Se me cerraron muchas puertas, pero se me abrieron ventanas. La Pintana no me dejó solo
¿Se imaginó así a los 30 años?
Jamás. Me sorprendo al decirlo, pero como deportista fui muy egoísta. No hablo de un egoísmo material, sino uno espiritual o personal. Me fijaba una meta y no importaba nada para llegar a ella. Podía cumplirla o no, pero jamás me quedaba con el qué hubiese pasado si...
¿Se puede confiar en un político que hizo trampa de deportista?
Se puede y es una pregunta que me hago todos los días. La gente necesita a personas como ella, que conozcan los problemas que sufren, para ayudarlos a construir una mejor sociedad. Yo me equivoqué, pero puedo cambiar, aprender y mejorar. Y quiero que las personas vean ese aprendizaje, aunque sea mínimo. Y que me vean en la calle, aportando aunque sea con una olla común.
¿Cómo ha sido eso?
No es fácil. No tenía idea cómo se hacían las ollas comunes, pero aprendí. Partimos al principio con 100 raciones, luego a 200, y así. El problema es que, a medida que aumentan las porciones, aumentan las necesidades y todos los días la gente necesita comer. Y con la pandemia, se hace más difícil poder colaborar. Son muchas las ollas comunes que hay en La Pintana.
Nunca dejaré el atletismo. Pero pensar ahora en marcas o medallas me parece egoísta. Prefiero pensar en ayudar a mi gente. Ya me sentaré a analizar el futuro
¿Se va a candidatear como concejal?
Estaba inscrito como precandidato, pero la pandemia congeló todo. Hay que esperar lo que vaya a pasar para el plebiscito por la nueva Constitución de octubre y después de eso vamos a ver.