“Iván Zamorano no cobró un solo peso por jugar en Colo Colo”: la firme sentencia del síndico de quiebra del Cacique en la época de Bam Bam
Juan Carlos Saffie, a quien le correspondió administrar la continuidad de giro de los albos en la bancarrota, recuerda en El Deportivo cómo se desarrollaron las gestiones para que el maipucino cumpliera su sueño de toda la vida, sin pedirles retribución alguna a los albos.
El 27 de diciembre de 2002 está inscrito en la historia del fútbol chileno. En esa jornada, 21 años antes del arribo de Arturo Vidal, aunque en el mismo sitio en que fue anunciado el Rey, Iván Zamorano fue presentado como refuerzo de Colo Colo. A ambos los unen varios elementos. Inicialmente, su profundo sentimiento por los albos. Luego, la condición de figuras históricas con la Selección. Y, también, la de ex jugadores del Inter de Milán. En resumen, se trata de dos jugadores de nivel mundial que eligieron al Cacique para sellar sus brillantes trayectorias.
Hay un aspecto que, eso sí, diferencia considerablemente a ambas operaciones, una lógica que también incluye al retorno de Marcelo Salas a Universidad de Chile. Mientras la del Rey tambaleó por el aspecto económico, aunque igualmente terminó sellándose y la del Matador se cerró con cuantiosos números, la de Bam Bam tuvo características especialmente llamativas tratándose de un astro de nivel mundial, tal como Vidal. La conclusión fue, igualmente, feliz. “Este es uno de los días más importantes de mi vida”, dijo el entonces delantero.
“No cobró un peso”
Juan Carlos Saffie era el síndico de la quiebra del Cacique cuando surgió la opción de que Zamorano volviera al fútbol chileno para cumplir un sueño de toda la vida y el deseo de su padre, Luis: defender la camiseta que los hizo vibrar y que hasta ahora identifica al emblemático capitán de la Roja. El interventor es particularmente enfático, al punto de la vehemencia, para referirse a la operación. De hecho, procura ser particularmente preciso con el concepto que utilizará para definirla. “No nos tuvimos que sentar a negociar, porque no había nada que negociar”, apunta, a modo de precisión, primero, y de confirmación, después.
Saffie recuerda que se buscó la fórmula para hacerle un contrato de trabajo que, en vista de su disposición, terminó teniendo carácter simbólico. “Efectivamente, se le hizo contrato por el sueldo mínimo, pero nunca lo recibió. Ese dinero se quedaba en el club. El me dijo claramente que no estaba dispuesto cobrarle al club al que tanto quería. Yo le respondí que no podía contratarle sin costo. Entonces se le hizo ese contrato por el sueldo mínimo, que, insisto, nunca cobró. Zamorano no cobró un peso por jugar en Colo Colo”, sentencia. “Este es un sacrificio que tenía que hacer”, sostuvo el ariete en su presentación. “Colo Colo para mí es un desafío, porque es algo que amo y vamos a tratar por todos los medios de seguir engrandeciendo a esta institución y llevarla al sitial que se merece en el fútbol sudamericano”, complementó.
A Saffie le sorprende, incluso, que dos décadas después se le siga requiriendo respecto del gesto de Bam Bam. “Me impresiona que cueste creer que alguien haga un gesto así. Si a Colo Colo le hubiese ido mal, yo tampoco le habría cobrado. Él no quiso cobrar ni siquiera los excedentes. Nada. La gente habla una cantidad de barbaridades. En esa época, cada uno decía lo que se antojaba. El periodismo también. Yo me tuve que querellar contra tres periodistas”, ejemplifica.
Amistad y palo a Chandía
La relación con el ex goleador del Real Madrid fue óptima y lo sigue siendo. “Conversé con Iván mil veces. Lo considero un amigo. Lo que hizo me sorprendió, pero ya lo conocía, sabía de su calidad humana, Me costó poco entenderlo. En esa época había tanta porquería, comentarios, que quiso quedarse al margen de todo eso. Todo el mundo pensaba que iba a ganar millones y no fue así. Terminaron siendo especulaciones mal intencionadas”, resalta.
La experiencia, al margen del traumático final, que incluyó la derrota en la final ante Cobreloa y el escándalo que terminó con Zamorano expulsado por agredir a Carlos Chandía, respondió plenamente a las expectativas. “Zamorano es un ser humano extraordinario. Se la jugó. Fue un hombre positivo para el camarín, para sus compañeros. Por eso me costó entender la actitud de (Carlos) Chandía, que no tuvo ninguna contemplación con él. Fue un error grave y se lo dije. Prácticamente no le hizo nada. Somos así. No hay ningún respeto por la gente que nos ha entregado algo. Iván lo vivió”, sentencia Saffie.
Ahora, aboga por un buen trato para Vidal. “Si se espera que haga milagros, estamos mal. El esfuerzo debe ser mancomunado, con un compromiso de todos los estamentos. Estamos hablando de un jugador de nivel mundial”, refuerza.
Como hincha, espera buenos resultados del segundo paso del Rey por Macul. “Esto es como el primer amor. No se olvida nunca. Sigo siendo colocolino. Nunca me ha gustado el fanatismo tampoco, pero siempre espero que a Colo Colo le vaya bien”, explica.
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