Jaime Carreño es uno de los jugadores de Universidad Católica que no tiene definido su futuro. Su contrato termina a mediados del próximo año y el club evalúa su situación. Una de las opciones que se manejan en San Carlos de Apoquindo es enviarlo a préstamo. "No puedo decir nada al respecto, no sé qué pasará", responde el pequeño volante al ser consultado sobre su continuidad en el campeón chileno.
En Temuco, el mediocampista de 21 años anotó el empate parcial que devolvió la tranquilidad a los cruzados. Por eso, y por su identificación con el club de la franja, los hinchas le demostraron mucho cariño en el estadio Municipal de Renca, donde la UC realizó una actividad de la fundación Fútbol Más con niños en riesgo social.
¿El gol que le hizo a Temuco es el más importante de su carrera?
He hecho dos. No sé cuál será más lindo, porque el otro se lo hice a la U, así es que tiene un significado muy especial. El que hice ahora también es muy lindo, porque nos permitió lograr otro título, otra estrella, para Universidad Católica.
¿Se imaginó cerrar el año así, haciendo un gol tan trascendental? ¿Se lo esperaba?
No me lo esperaba. Fue fome y difícil entrar por la situación de Ignacio (Saavedra), que sufrió una lesión. A nadie le gusta entrar por un compañero que está lesionado, pero hay que tratar de suplirlo lo más rápido posible y fue lo que me tocó. Me tocó marcar. No me lo esperaba, tampoco jugar desde el minuto 13, lo que también significa que estamos todos preparados para ganar..
¿Y qué significa para usted como jugador de la UC compartir con niños en riesgo social?
El hecho de poder venir y compartir con los niños para decirles que lo principal es el respeto y el compañerismo entre ellos es algo muy esencial. En 2016, me tocó ir a Puente Alto, a una escuelita de Fútbol Más, con la mayor disposición. Recorrí todo Santiago para poder llegar. Lo importante es inculcarles a los niños el respeto a los compañeros, el entrenar duro, porque no es fácil, el ser buenas personas, buenos compañeros, el hacer las cosas bien. Que se muestre una tarjeta verde se podría incluir en el fútbol profesional a veces cuando hay fair play. Al final, a nosotros los niños nos miran como ídolos, como alguien que quieren llegar a ser y qué mejor que darles un empujón.
Se dice que la UC es un club alejado de los barrios populares, ¿es así?
Siempre se dice eso, pero la mayoría de los que hemos llegado a Católica somos de barrio. Soy de Recoleta, criado ahí. Es difícil llegar al primer equipo en la institución que sea. Lo que le queremos dejar a los niños es que aquí vino el campeón, vino Católica a compartir con ellos, porque todos somos humanos, somos humildes y somos de barrio algunos. Eso es lo que queremos demostrar, que es bien difícil llegar a donde estamos, pero con mucho esfuerzo se puede lograr. Así como uno llega, ellos también pueden llegar.