Jannik Sinner (1°) se sacude en el Abierto de Estados Unidos. El italiano venció al estadounidense Taylor Fritz (12°), por parciales de 6-3, 6-4 y 7-5, y se coronó en el US Open. Así, obtuvo el segundo Grand Slam de su carrera, el que también es el segundo de la temporada tras haber ganado el Australian Open.
El tenista de 22 años venía de semanas situado en el centro de la polémica. Su absolución en el caso de dopaje desató un terremoto en el circuito, donde sus mismos colegas cuestionaron la determinación, pues escapó de cualquier castigo mayor, como la suspensión, tras dar positivo en una sustancia prohibida al argumentar que no tuvo responsabilidad. Incluso movió la aguja de Roger Federer, conocido por no entrar en controversias.
Uno buscaba sacudirse de las críticas, mientras que el otro iba por su consagración. Fritz, que este lunes aparecerá como el séptimo mejor tenista del orbe, llegó al Arthur Ashe Stadium de Flushing Meadows para disputar su primera final de un major. También era la esperanza local para relevar a Andy Roddick, el último campeón estadounidense del certamen, en 2003. Sin embargo, no pudo hacer nada ante la consistencia del europeo.
Sinner, imperturbable
Sinner arrancó con todo. No dejó espacio a dudas y quebró tras un error en un smash por parte del norteamericano. Sería un anticipo de cómo sería el cotejo. Las 23 mil personas del recinto de Nueva York, que vitoreaban por el local, comprendieron que no sería un encuentro sencillo.
En el cuarto game lograría recuperar el break, animando a los estadounidenses. Sin embargo, sería una ilusión, un espejismo. El italiano volvió a quebrar en el séptimo, desnivelando la balanza hacia su lado y encaminando el partido. Cerró el set con un quiebre más en el noveno, en lo que comenzaría a ser la sentencia.
El público se fue apagando debido a la consistencia de Sinner, que mantenía un ritmo alto y no daba brazo a torcer. Parecía imperturbable. Erraba cada vez menos, pese a que Fritz comenzó a mejorar, sobre todo en sus devoluciones de revés. Pero el número uno del mundo siguió en su línea, mientras el norteamericano seguía cometiendo errores no forzados.
Buscó ser agresivo, lo que no siempre le resultó. Incluso, cuando lo hizo bien, en muchas oportunidades, el europeo salió del paso con su grandioso desplazamiento. Logró resistir cómodamente los ataques y ser él quien hizo daño en los momentos justos, logrando quebrar en el décimo juego y sellar el segundo set por 6-4. Su superioridad era abismal.
Fritz cambió de actitud. Estuvo cerca de ceder su saque nuevamente, sin embargo, fue él el que lo consiguió. Algo tuvo que ver el público, que se comenzó a ilusionar y se encendió. El estadounidense consiguió un break en el séptimo game del tercer parcial. No obstante, la esperanza se esfumó tras la recuperación de Sinner en el décimo. 5-5.
De ahí en más, teniendo en cuenta el nivel de su rival, parecía imposible que el norteamericano le volviera a quebrar. Y así fue. El envión se diluyó y el europeo se consagró por 7-5. Luego de semanas de críticas, Sinner miró al cielo y festejó en el último Grand Slam del año. Así, con dos títulos majors, igualó a su compatriota Nicola Pietrangeli (Roland Garros 1959 y 1960), para muchos, el mejor italiano de la historia. De todas maneras, el nacido en San Candido, con solo 22 años, todavía tiene mucho que decir.