Superiores en todo. Absolutamente en todo. Japón vapuleó a Chile Sub 23 y le ganó 6-1 en una derrota histórica, humillante, vergonzoza. Una tunda que jamás se olvidará por lo fácil que fue para los asiáticos dejar en el suelo a la Roja. Los dirigidos por Bernardo Redín deambularon por la cancha, siempre un cambio menos que los japoneses, quienes estuvieron dominantes, aplicados e incansables. Un mundo de diferencia; una realidad que duele.

Seis goles que calan y basurean las buenas sensaciones que dejó la selección chilena tras la victoria por 1-0 ante Portugal, en la primera fecha del Maurice Revello, ex Esperanzas de Toulon. No hubo resistencia ante la superioridad nipona, que con toques rápidos y precisos comenzaron a doblegar a la defensa chilena, siempre una jugada atrasada, frágil como nunca.

El gol de Mitoma a los 7' destruyó a Chile. ¿Por qué, si era solo un gol? Solo los jugadores lo saben. Lo que sí hay son hechos, y hoy los hechos fueron claros: los espacios que dejó la Roja en defensa fueron inmensos. La facilidad con la que centraban y le ganaban a los laterales —Retamal, por la derecha, fue un fiasco— resulta casi inexplicable teniendo en cuenta que la edad de los jugadores es bastante pareja. Aquello desembocó en dos goles más en menos de diez minutos. La debacle absoluta para un equipo que ya estaba sobrepasado.

Iván Morales lo intentaba con remates de larga distancia y Ángelo Araos aprovechó un mala cesión japonesa para colocar el 3-1 y aspirar a la remontada. Pero no duró nada. Apareció el implacable Iwasaki y tumbó cualquier esperanza chilena con un doblete que desnudó todas las falencias defensivas chilenas. Hatate, ya en el segundo tiempo, firmó su hat-trick y el 6-1 final.