Las caras de los jugadores de Universidad de Chile lo decían todo. La frustración era evidente, luego de la derrota ante Vasco, que dejó al elenco laico sin siquiera jugar la Copa Sudamericana, porque quedaron últimos en su grupo de la Libertadores. Pero si hubo un rostro apuntados por todos en Ñuñoa, fue el de Gonzalo Jara, quien nuevamente se transformó en el foco de las críticas, luego de fallar en una jugada que acabó con el tanto de Yago Pikachu, el que eliminó al equipo de toda competencia.
Tras el 0-2, el enojo se tomó el Nacional. Las pifias se escucharon fuerte y también muchos improperios. Durante el primer tiempo, Esteban Valencia se aburrió de darle instrucciones al mundialista, pidiéndole que fuese más simple con el balón, mientras Jara continuaba fallando. Se retiró del recinto sin el buzo de la U y recriminado por algunos fanáticos que le enrostraron su alto salario. "¡50 millones para esto!", le recriminaron.
El que se retiró antes del final fue el mandamás de Azul Azul, Carlos Heller, enfurecido. Por su parte, en medio de la derrota, la barra comenzó a cantar: "Jugadores, jugadores, yo les pido por favor, que mojen la camiseta, aunque no salgan campeón".
Quien salió a dar la cara tras la eliminación fue Mauricio Pinilla, quien blindó al vilipendiado central. "Gonzalo es un tremendo jugador. Puede cometer un error, pero es un error puntual. Más responsable soy yo porque el equipo hizo dos goles en seis partidos, somos más culpables los delanteros. Sé el cariño que le tiene Gonzalo al club. Nadie quiere cometer un error así, pero no lo pongo como algo muy trascendente", declaró el 9.
En conferencia de prensa, Esteban Valencia declaró: "Un detalle muchas veces te termina marcando una clasificación. Es difícil de explicar lo que pasó. Se nos escapó de las manos una clasificación que estaba al alcance".
Mientras tanto Johnny Herrera, aún ausente por su lesión en la espalda, afirmó: "Hay que hacer una autocrítica grande de por qué echamos a la borda un año y medio en una semana tan mala. Una autocrítica de todos los entes del club. Dios quiera que la persona que llegue nos logre enrielar de nuevo".
El fracaso quedó instalado en el camarín estudiantil.