Cuando Nicolás Jarry está con confianza, puede transformarse en uno de los jugadores más peligrosos del circuito. Sin ninguna duda. Hoy reafirmó esa premisa ante el argentino Federico Delbonis (70°), a quien derrotó por 6-3 y 6-2, en solo una hora y cuatro minutos de juego, para instalarse en la final del ATP 250 de Bastad.
El número dos nacional, que ya se aseguró un lugar entre los 45 mejores del mundo (por ahora será 43°), se mostró muy sereno en la toma de decisiones y con bastantes matices en su derecha, lo que le permitió trabajar mucho más los puntos. Además, cada vez que se vio apremiado, su servicio lo acompañó, sentenciando cualquier esperanza de recuperación del zurdo transandino.
El primer set se resolvió con un quiebre en el octavo juego, donde el chileno hizo un trabajo de excepción devolviendo. La agresividad de sus tiros fue un problema sin solución para Delbonis, quien a pesar de ser un jugador de tiros potentes, terminó viéndose muy disminuido ante la potencia del chileno.
El segundo parcial fue un verdadero paseo para Nico. Dos quiebres consecutivos le ayudaron a tomar una rápida ventaja. Y si bien, el argentino recuperó uno, Nico no se desconcentró. Sacó bien cuando su rival intentaba emparejar y luego fue muy agresivo para conseguir un nuevo quiebre y cerrar en la red su paso a la final en Suecia.
La de mañana será la tercera final de Jarry, luego de las de Sao Paulo 2018 y Ginebra 2019. En ambas definiciones de ATP 250 perdió en tres sets. Esta vez tendrá una nueva chance, en la que al menos por ranking llegará como favorito, pues su adversario saldrá del duelo entre el argentino Juan Ignacio Lóndero (71°) y el español Albert Ramos (99°). Una victoria del pupilo de Martín Rodríguez (en Bastad, acompañado por Walter Grinovero) no solo le dará su primer título, sino que el boleto de regreso al grupo de los 40 mejores del mundo.