El de hoy era uno de esos partidos que cualquier tenista quisiera jugar. Nicolás Jarry (43°) enfrentaba a Stanislas Wawrinka (66°) en los octavos de final del ATP 250 de Doha. El suizo, acostumbrado a estar en el más alto nivel hace más de una década, busca retornar a los lugares de privilegio después de una lesión en la rodilla izquierda, que lo tuvo muy complicado durante la temporada pasada. Pero todo eso parece haber quedado atrás, pues se impuso por 6-4 y 7-6 (3).
El comienzo fue alentador para el número uno de Chile, con tres aces para ganar su servicio en cero. Sin embargo, el ganador de tres grand slams mostró toda su jerarquía para aprovechar el único momento de debilidad del pupilo de Martín Rodríguez y quebrar en el quinto juego. De ahí en adelante, solo le bastó con administrar su servicio para quedarse con el parcial, por 6-4, en 34 minutos.
El segundo set comenzó con una tónica similar al primero. El chileno ganando su servicio, pero con problemas para leer el saque del exnúmero tres del mundo, que se vio siempre muy tranquilo. De hecho, ni siquiera enfrentó puntos de quiebre. Sobre todo, porque la estrategia de mover de lado a lado a Jarry estaba funcionando a la perfección.
En el séptimo game, la permanencia del nacional en el partido comenzó a tambalear. Sin embargo, logró salvar dos puntos de quiebre para seguir con vida. Con ese impulso conservó su saque y forzó el tie break.
En la definición, una vez más apareció toda la experiencia de Wawrinka para manejar el desempate. Nico cometió errores no forzados que le costaron muy caro. Finalmente, con un ace el suizo cerró el partido, por 7-3.