Nicolás Jarry terminó inclinándose ante Fabio Fognini en la final del Abierto de Brasil disputado en Sao Paulo por parciales de 6-1, 1-6 y 4-6 en una hora y 33 minutos de partido. El tenista chileno, que se llevó con autoridad la primera manga, plantó cara en todo momento al de San Remo (número 20 del ranking ATP), pero acabó claudicando.
La ambición de Jarry en su primera final ATP encontró su mayor exponente en la primera manga de su duelo ante Fognini. Tres juegos consecutivos en blanco logró adjudicarse el chileno antes de que su rival diera señales de vida en Sao Paulo. Verdaderamente notable fue el segundo de ellos, que encarriló con un revés paralelo a dos manos para enmarcar. El primer punto del tenista de San Remo, por cierto, un error no forzado de Nico, no llegó hasta el decimocuarto intercambio. El Príncipe dominaba entonces el encuentro con un cómodo, y hasta cierto punto sorprendente, 3-0 a su favor.
Hasta cierto punto porque el de San Remo es uno de esos tenistas que acostumbra a librar dos batallas paralelas cada vez que enfrenta un partido importante, contra su adversario y contra sí mismo. Tan camuflado como su propia vestimenta de combate figuró el italiano hasta el cuarto game, que consiguió conservar con su saque, dando al fin las primeras pinceladas de su tenis. Que es mucho.
Pero el Ciclón Jarry volvió a emerger en el sexto juego, logrando su segunda ruptura y encarrilando, esta vez sí, el primer set, que terminó cerrando con un parcial de 6-1 (remontada incluida tras ir perdiendo fuelle con su servicio) en apenas 21 minutos de partido.
Fognini no podía creerlo y comenzaba deambular de un lado para otro tras la línea de saque, empezando a hacer gala de su controvertida e histriónica personalidad y llevándose las primeras pifias de la grada tras un vehemente reclamo sin asideros. Pero el habitual show del número 20 del circuito vino acompañado de un alza significativa en su juego, que le permitió quebrar el servicio del chileno a las primeras de cambio en el segundo game; una verdadera noticia visto lo visto esta semana en suelo paulista.
Sufrió más de la cuenta la Torre santiaguina para rentabilizar su segundo servicio y volver a meterse en el partido, porque casi sin darse cuenta Fognini había logrado arañarle a la pista unos cuantos metros. Jugando más cerca de la red el repertorio del de San Remo es inagotable.
Rondó Jarry el break en el quinto juego, merced a un par de derechas inapelables, pero terminó salvándolo su adversario, poniéndose 4-1 arriba y tratando de dar a entender con sus gestos, con su mirada, que lo que acontecía en la pista no iba en realidad con él. Nada nuevo bajo el sol, ni sobre la tierra batida. Es parte de la perfomance de Fognini.
Pudo tirar la manga el chileno cuando se supo perdido, con el italiano limitándose a devolver los potentes saques de Jarry con mucha altura incitándolo a jugársela. Y a equivocarse. Dos dobles faltas del nieto de Fillol en el quinto game anunciaron la debacle, pero la primera raqueta nacional siguió luchando. No le alcanzó, sin embargo, para evitar lo inevitable, que Fognini igualara la contienda endosándole un parcial idéntico (6-1). Empezaba un nuevo partido.
El arranque del tercer set no pudo ser más ingrato para Jarry. Fognini exploró todos sus puntos débiles y terminó encontrándolos, volviendo a quebrar su saque en la primera tentativa, con dos buenas subidas a la red y un fantástico passing. Dos errores del Príncipe al resto, uno de ellos (en la red) imperdonable, pusieron el partido muy difícil para los intereses del chileno, a esas alturas del juego totalmente desconectado (0-2).
Pero fue agarrado a su servicio que Jarry comenzó a escalar, otra vez, como tantas, en el duelo. Tuvo que verse en problemas, eso sí, en el tercer juego, para encadenar un par de saques sencillamente imposibles de devolver para su adversario y volver a reengancharse. Y entonces llegó el ansiado quiebre, en el cuarto juego, sobreviviendo a los largos intercambios que proponía Fognini (y que no beneficiaban en absoluto a sus intereses) y sacándose de la chistera una derecha decisiva a la línea cuando había que jugársela. Con su servicio, claro, hizo bueno después el rompimiento, y volvió a ponerse por delante (3-2).
Aprendió a sufrir Fognini cuando se acercaba la recta final, insistió en la búsqueda del error de Jarry defendiéndose con jerarquía, con clase, y el chileno hipotecó todas sus opciones de triunfo con dos derechas que se marcharon larguísimas cuando gozaba de su saque. Consumado el break, el tenista transalpino siguió a lo suyo, hizo bueno su servicio y obligó a la Torre a tener que jugarse todas sus aspiraciones de corona al resto. Y aunque en el juego decisivo Nico se defendió de forma titánica y llegó a ponerse 0-30 con una derecha inverosímil que le sacó incluso una sonrisa irónica a Fognini, no pudo evitar la derrota.
"Felicitar a Fabio, es un gran jugador. Quiero agradecer a mi equipo, a Martín Rodríguez; significa mucho para mí. Gracias a todos, a los peloteros, a los organizadores y a todos los chilenos", manifestó escuetamente un emocionado Nico Jarry durante la entrega de premios.
Un jugador que se despidió de Sao Paulo con una ajustadísima caída ante todo un Top 20. Y en la final de un torneo ATP. Un triste desenlace para un desempeño inconmensurable que invita sin embargo al optimismo, y hace soñar al tenis nacional con su resurrección definitiva.