Jason Silva, el niño malo del fútbol chileno: “La gente te cuestiona, los amigos no están, te quedas solo”
Las reflexiones y el propósito de enmienda de un futbolista polémico que trata de rehacerse en Ecuador. Su recordada polémica en el Superclásico y detenciones policiales mancharon una carrera que busca repuntar.
En Ecuador desde enero, Jason Silva (28) tiene una nueva oportunidad en el fútbol. O eso espera, cuando se pueda jugar. Atrás deja recuerdos de altos y bajos; estos últimos quizás los más recordados, sobre todo después de un 2019 para el olvido, con tres detenciones incluidas (por licencia de conducir falsa, manejar en estado de ebriedad y un permiso de circulación adulterado).
¿Cómo le va en Ecuador?
Acá en Quito está todo tranquilo a pesar de todo. En Guayaquil es donde está complicado. Igual estamos con toque de queda desde las dos de la tarde hasta las seis de la mañana. Todo el día encerrado.
¿En otras ciudades no se vive algo similar a Guayaquil?
No, donde pegó fuerte fue allá. Es tal cual como andan los videos.
¿Entrena en casa?
Sí, cada uno por su parte tiene que mantenerse. El equipo nos manda rutinas, pero ya es a conciencia de cada cual y del espacio que tenga. Quizás cuánto tiempo pase, dicen que un mes más, para recién ver que va a pasar. Está complicado.
¿Por qué se fue a Ecuador?
Primero vine a un equipo de segunda (Fuerza Amarilla) y en dinero no llegamos a un acuerdo, y justo aparece uno de la A (Olmedo), donde estoy ahora. Me vine más que nada por lo que me pasó el año pasado, que me detuvieron tres veces. Tuve mala suerte y tomé malas decisiones en hacer cosas que no debía. Y el tema fue salir del país. Tuve que esperar a que me sacaran el arraigo, no pude viajar antes a Ecuador. Vine a limpiar un poquito el nombre y a jugar.
De alguna forma fue un escape.
Sí, ese es el tema. Vine con la idea de llamar la atención jugando. Es lo que sé hacer y bien. Quiero limpiar mi nombre para más adelante, en un par de años, volver a Chile más maduro. Ya aprendí de mis errores y la idea es volver a que mi nombre suene, como sonó en su tiempo.
¿Alcanzó a debutar en Ecuador?
Llegué hace un mes. No me había llegado el tránsfer de Arica. Pero está todo listo, a esperar que pase esto.
¿Ansioso?
Sí, quiero volver a jugar, es lo que más quiero después de todos los errores que cometí.
Tras sus detenciones se quedó sin club. ¿No tuvo opciones en Chile?
En Primera B, pero nada concreto. También tenía opciones al extranjero, pero no me dejaban salir del país.
¿Y decide quedarse sin fútbol?
Sí, y en noviembre o diciembre me llegó lo de Ecuador.
¿Los clubes le dieron la espalda por estos problemas legales?
Sí, poh, por las malas decisiones que tuve se cerraron las puertas.
¿Cómo la pasó esos meses?
Entrenaba solo, veía en las noticias que la gente te cuestiona, los amigos no están, te quedas solo. Hay que ser fuerte de mente nomás.
¿No lo ayudó el SIFUP?
No, no me habló nadie. Una vez, si mal no recuerdo, Luis Marín. Pero no hablamos más allá.
Le ha costado consolidarse.
En Palestino es donde siempre estuve e hice mi buen fútbol y donde agarré más confianza. Cuando fui a préstamo fue a Antofagasta y Calera, un año, luego de un altercado que tuve con Guede. Cuando me quisieron renovar me querían bajar el sueldo y ahí me fui a Europa, a Chipre.
¿Cómo fue el lío con Guede?
Una calentura del momento. Él tomó una decisión de enojarse y decirme que me fuera a préstamo, y como yo soy polvorita, enojado me fui y firmé en Antofagasta. Cuando me fui a despedir de él no sabía que había firmado. Estaba enojado porque solo fue una calentura, pero yo ya había firmado. Fue calentura de los dos. Después Guede quería que me quedara, pero Antofagasta no dejó anular el contrato.
¿Es hincha de Colo Colo?
Sí, de siempre. Colo Colo y Palestino son los dos más grandes de Chile.
Quedó para el recuerdo su episodio pisoteando la bandera de la U tras un clásico.
Ese día me tocó entrar en el segundo tiempo, teníamos un jugador menos y ganamos 0-1. La semana siguiente, si ganábamos a Wanderers salíamos campeones y le sacábamos 10 puntos a Católica. En la euforia de ganar y todo eso voy a la barra y piso un lienzo que lanzaron, sin saber obviamente las consecuencias. Me castigaron cuatro fechas, fue una de las causales también por las que no me renovaron en Colo Colo, eso fue lo que me dijeron. Estoy arrepentido, porque habla mal de uno, fue algo antideportivo. También conmigo en Estadio Seguro quisieron poner mano dura, no me dejaron entrar a clásicos durante un año. Estuve firmando también, seis meses. Fue complicado. Luego volví a Palestino y seguía con partidos de suspensión.
¿Le ha costado caro esa acción en su vida cotidiana?
Hasta el día de hoy cuando juego contra la U, me pifian. Cuando me nombran, cuando toco la pelota... A ellos les duele como hinchas. Y en la calle, al principio me amenazaban, me mandaban mensajes a la casa. Sabían dónde vivía, los horarios de trabajo de mi madre, cuándo mi mujer quedaba sola. Hasta que pasó el tiempo y nunca más en la calle me dijeron algo. Eso sí, pasó el tiempo y fui a un supermercado, pero se me había olvidado que jugaba Colo Colo y la U. Entré chateando y adentro estaba lleno hinchas de la barra de la U, con banderines y todo. Cuando me vieron se me vienen todos encima y los guardias me agarraron y me metieron adentro de una caseta. Tuve que esperar como una hora porque me estaban esperando afuera. Gracias a Dios no vieron en la camioneta que llegué; si no me la rompen.
¿Y cómo lo tratan los albos?
Siempre me saludan y se sacan fotos hasta el día de hoy. Me dicen que juegue, que pare de andar leseando por ahí, que no me pierda porque soy buen jugador. Siempre está el apoyo.
Sus problemas con la justicia. ¿Cómo los justifica?
Malas decisiones. El tema de los documentos fue por querer ahorrar un poco de dinero y saqué los papeles movidos. Me detuvieron dos veces en un mes. La tercera, fui a jugar a la pelota, una pichanga, y después me tomé una cerveza y también me pararon altiro. También es mala suerte. El año pasado fue un mal año, pero todo es responsabilidad mía. Son mis problemas y no le echo la culpa a nadie. Ya pasó, a dar vuelta la página y hacer las cosas bien.
¿Qué espera de su futuro?
Hay muchos sueños, pero ahora voy a ir paso a paso acá en Ecuador. Me gustaría hacer las cosas bien y quedarme por estos lados. Quizás en Colombia me gustaría jugar, y ya en un tiempo volver a Chile. Quiero volver a Palestino, salir campeón ahí.
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