Javier Castrilli fue el principal afectado por el complot en su contra. La crisis en el arbitraje chileno le costó la salida de la Comisión Arbitral la que había llegado a presidir, precisamente con la finalidad de erradicar los vicios que se estaban produciendo en su contra. Los acontecimientos en el partido entre Huachipato y Copiapó desataron una de las peores crisis que recuerde la actividad referil chilena. El juez Francisco Gilabert denunció presiones para favorecer a los acereros, aunque la investigación encabezada por el oficial de Cumplimiento de la ANFP, Miguel Ángel Valdés, las descartó y atribuyó todo a un complot para desacreditar el trasandino. Ayer, el Tribunal de Disciplina entregó las sanciones para los involucrados. Gilabert no recibió castigo alguno. Castrilli, quien en la misma jornada explicó el conflicto en la Comisión de Deportes de la Cámara de Diputados y Diputadas, no logra entender la resolución.
El transandino es escueto, pero contundente. “La verdad, no quiero opinar del fallo. Obviamente que el Tribunal responde de acuerdo a las normas, sanciona conforme lo que está escrito, pero no puedo creer que se hable en términos de ‘suspensión’”, responde, inicialmente a El Deportivo mientras advierte que está evaluando cómo abordará la resolución con mayor profundidad.
Sin embargo, mientras medita esa forma, no logra esconder la decepción. “Se entiende que cuando se cumpla la sanción esa persona estará en condiciones de seguir siendo árbitro… después de haber incurrido en esa conducta se le volverá a dar la responsabilidad de dirigir un partido de alta competencia”, plantea, respecto de un fallo que resulta completamente beneficioso para el juez.
Es en ese momento que Castrilli plantea su mayor aprensión. “Se volverá a confiar en esa persona para que decide la suerte de terceros y pueda con eso afectar intereses deportivos y económicos. Sin palabras”, sentencia.
Duro en la Cámara
En su paso por el Congreso, Castrilli había sido duro con la determinación que el directorio de la ANFP adoptó en su contra en medio de la revuelta de los jueces, quienes habían decretado la paralización de actividades. ““A mí me echaron y los 14 despedidos siguen; la respuesta la tiene que dar él”, contestó, en la ronda de preguntas a la que fue sometido por los parlamentarios. En esa cita reiteró su preocupación por los vicios que había observado. “Cada vez que un árbitro se equivoca hay un beneficio y un perjuicio. Después vamos a ver si fue un error o no. Siempre hay alguien que se siente perjudicado. Uno de los principios básicos que tuve tiene que ver directamente con el nivel de competencia. Estamos hablando de elite. No podemos comprender errores groseros como dar un gol a un metro de la línea de meta”, sostuvo.
“En todos los ámbitos de la actividad humana existen caminos equivocados que son recorridos por las personas. Para eso es importante la formación humana que lo respalde y lo sustente y lo haga permanecer ajeno a las tentaciones. Eso debe partir desde el propio INAF. Yo digo que es necesario ubicar a esas personas que puedan llegar ese marco de confiabilidad. Me parece maravilloso que a Roberto Tobar le ofrecieran la conducción del instituto”, insistió.