Quién diría que tan lejos de Corea del Sur, donde surgió el taekwondo, un joven chileno tendría un progreso tan grande para convertirse en dominador absoluto del panorama nacional. Y cuya fama en una disciplina de orígenes orientales se haya esparcido por toda América. Es Ignacio Morales, de 23 años, quien suma medallas y méritos suficientes para ser carta olímpica y uno de los Héroes del Deporte.
Cuando cursaba segundo básico, Nacho se entusiasmó por su deporte. Una historia familiar alejada del alto rendimiento, pero que de todas maneras impulsó para que Morales sea la icónica figura del arte marcial que es ahora.
A su corta edad no le faltan pergaminos. Fue quinto en el Mundial Juvenil que se disputó en Egipto, en 2012. En Santiago 2014, en los Juegos Suramericanos, se alzó con la medalla de oro y el apoyo del público, que pujaba porque uno de sus representantes fuera campeón en casa.
Dos años más tarde de su primer lugar en Chile, el taekwondo lo premió con un cupo para la máxima cita del deporte mundial. Los Juegos Olímpicos de Rio 2016 fueron un nuevo impulso para un Ignacio que, con 21 años, llegaba a la cita planetaria.
Su 2018 ha sido igual de provechoso que su promisoria carrera. En los Panamericanos Universitarios, en Brasil, se alzó con el primer lugar. Misma ubicación que logró en los Odesur de Cochabamba, en la categoría de -68 kilos. También fue bronce en el Panamericano específico, de Estados Unidos. Y cosechó oros en Argentina y Costa Rica. Nacho Morales ahora mira a Tokio.